¿Sabes por qué muchas personas estaban esperando con ansias la llegada de este día: 20 de marzo? No sólo por el inicio del otoño –una estación que atrae a varios, aunque no lo creas-, sino también por el supuesto fin de una fase y el comienzo de otra, energéticamente hablando.
Así, al menos, lo plantea Daniel Cipolat en la página de Facebook denominada «Síntomas del despertar». De acuerdo con sus palabras, una etapa importante ha concluido el 20 de marzo: «Dicha etapa comenzó en las primeras semanas de noviembre del 2012 y se caracteriza por el hecho de haber ingresado en un espacio de No-Tiempo, y lo que yo llamo «desmagnetización» de todo aquello que de alguna manera nos traccionaba hacia el hacer y al permanecer, al menos, como estábamos acostumbrados».
Agrega que el pasado mes de noviembre, «cuando ingresamos a esta nueva región del espacio-tiempo, la mayoría quedó sin energías, sin un propósito específico y sin entender realmente hacia dónde nos dirigíamos. Y a decir verdad, más allá de los deseos personales, nadie sabe a ciencia cierta hacia dónde nos dirigimos. Una característica importante durante todo este período es que el Sol, contrario a lo que pronosticaban muchos estudios atronómicos que aseguraban que entraría en su máximo de actividad, comenzó a dormirse, entrando en un letargo realmente notable. Ésta es otra señal de que la región energética en la que ingresamos hasta al menos el 20 de Marzo, anestesió hasta a nuestro Astro Rey».
Según plantea, el que dejamos el 20 de marzo, fue un período «emocionalmente con falta de energía, falta de propósito, desgano, tristeza, apatía, mucha ansiedad, y en algunos casos hasta pánico o desesperación. En el aspecto físico, dolores de cabeza, mareos, dolor corporal generalizado o en algún punto (variable) del cuerpo, molestias estomacales».
» A partir del 20 de marzo –dice-, ingresaremos a una nueva etapa, y no será hasta que comencemos a transitar abril cuando tengamos una mayor percepción acerca de cómo nos recibirán esas nuevas energías».
¿Será positivo o no? Depende de nosotros el saber aprovechasr estas nuevas energías, sugiere Cipolat y concluye: ¡A no bajar los brazos!
¿Qué crees tú?