Iniciar nuevos propósitos es una práctica común en cualquier momento del año, no sólo cuando el calendario marca el comienzo de un ciclo. Sin embargo, a menudo, esos objetivos tan claros en los primeros días se desvanecen con el tiempo, dejando atrás una lista de metas incumplidas. Las razones detrás de este fenómeno no siempre tienen que ver con la falta de voluntad, sino con factores internos y emocionales que a menudo pasan desapercibidos.
“Los propósitos no se logran por falta de voluntad, pero eso es sólo una parte del problema. Hay algo a nivel interno emocional que bloquea que avances”. señaló Ana Estrada, Directora Fundadora de Brújula Interior, en entrevista con Nueva Mujer.
De acuerdo con Estrada, nuestros propósitos deben surgir de un deseo genuino de crecimiento personal pero muchas veces una baja autoestima, la ansiedad y la angustia nos aleja de eso. La motivación detrás de cada meta debe alinearse con lo que verdaderamente deseamos. No se trata de lo que los demás esperan de ti, sino de lo que tú realmente quieres lograr. Establecer metas no es sólo una lista de tareas, sino un ejercicio de conexión con nuestras aspiraciones más profundas.
La presión social sabotea tus metas
“La presión social, especialmente en la era de las redes sociales, puede ser un obstáculo significativo; es fácil compararnos con los demás y sentir que no estamos a la altura, lo que aumenta el estrés y la frustración”, sentenció. “Vivimos en una sociedad que nos dice qué tenemos que hacer ahora, qué tenemos que hacer mañana, qué tenemos que hacer en 10 años, cómo tenemos que ser, qué tenemos que tener. Esta presión aumenta cuando sentimos que vamos a defraudar a nuestros seres queridos o a nuestro círculo social, como nuestros padres, pareja, hijos o hasta compañeros de trabajo”.
Para superar estos bloqueos, Estrada propone un enfoque basado en construir un círculo virtuoso. En lugar de dejarnos llevar por emociones negativas, necesitamos fomentar la autoaceptación y la claridad sobre lo que queremos lograr. La clave es establecer metas pequeñas, alcanzables y revisarlas constantemente. “No se trata de lograr todo de una vez, sino de dar pasos pequeños pero firmes hacia el objetivo”, explicó la especialista.
Otro de los puntos clave es ser honesta contigo misma. “Si nuestros propósitos no están en sintonía con lo que realmente queremos lograr, es probable que perdamos el interés por alcanzarlos”, señaló. Pero, ¿cómo encontrar esa claridad? La respuesta está en la introspección: “Sé honesta contigo misma. Plantea tus objetivos basados en cómo te gustaría verte este año y en los siguientes. No importa que no sea lo que todos esperan de ti, lo importante es lo que te motive realmente”, agregó Estrada.
El valor del acompañamiento
De acuerdo con la especialista, un buen acompañamiento también es indispensable para ayudarnos a superar bloqueos internos que nos impiden trabajar en nuestras metas. “Es fundamental contar con un acompañamiento adecuado, que también esté entrenado y sea capaz de guiarte en el proceso”, afirmó, destacando que se necesita a alguien con autoridad para observar y ayudar a identificar lo que nos está bloqueando.
“El acompañamiento tiene un impacto directo en el proceso, porque lo que más necesitas es un ‘empujón’ para lograr lo que parecía inalcanzable. Alcanzar incluso una pequeña meta puede ser el primer paso para romper el ciclo de inseguridad y falta de confianza en una misma”.
Estrada destacó que los pequeños logros pueden ser la clave para desbloquear el círculo vicioso de la autocrítica. “Cuando logras un objetivo, aunque sea pequeño, le demuestras a tu mente que sí es posible, lo cual va desmantelando la baja autoestima y la ansiedad que, en muchos casos, nos paralizan”.
Cada persona tiene un estilo de pensamiento y personalidad diferente, por lo que no hay una técnica única que funcione para todos. Por ello, la especialista resaltó la importancia de personalizar las estrategias. Con autoconocimiento, aceptación y apoyo adecuado, siempre estamos a tiempo de lograr lo que nos proponemos.