La violencia digital es una problemática cada vez más evidente, que impacta diferentes aspectos de la vida, desde lo psicológico hasta lo económico, familiar y laboral. Desde 2017, la colectiva feminista Luchadoras, en colaboración con SocialTIC, ha luchado por visibilizar esta realidad en México, logrando identificar 13 formas de violencia digital. Entre ellas, destaca la difusión de contenido íntimo sin consentimiento, una práctica que afecta principalmente a mujeres y disidencias.
“La violencia digital engloba todas esas acciones facilitadas por las tecnologías que están causando daño en diversos ámbitos de nuestra vida, desde lo psicológico hasta lo económico, familiar y laboral. Tiene un impacto real”, señaló en entrevista con Nueva Mujer Mariel Domínguez Lara, vocera de Luchadoras.
La difusión de contenido íntimo sin consentimiento no sólo infringe la privacidad de las víctimas sino que se utiliza como una herramienta para presionar, manipular y ejercer control. Según Domínguez Lara, la mayoría de los casos provienen de ex parejas o parejas actuales que emplean este recurso para ejercer presión ante un “no”, ya sea por el fin de una relación o por la negativa a hacer algo.
“Hemos observado que la difusión de contenido íntimo se utiliza como una estrategia de presión cuando se recibe un ‘no’. Esta violencia proviene de relaciones que inicialmente tienen vínculos de confianza y consentimiento, pero que se rompen cuando ésta termina o cuando una de las partes no responde como esperaba la otra. Se rompe la confianza, el consentimiento y la difusión de contenido íntimo se utiliza para presionar y manipular, lo que puede desencadenar en otros tipos de violencia fuera de línea, que empiezan en el espacio digital y se trasladan al ámbito físico.”
Desde 2020, la Línea de Apoyo de Luchadoras ha documentado más de 2,000 solicitudes de apoyo, reflejando la gravedad del problema. Las principales víctimas son mujeres jóvenes entre 18 y 35 años, un rango de edad donde la violencia digital se convierte en una amenaza constante.
Reconociendo las señales de alerta
Domínguez Lara enfatizó la importancia de “escuchar a nuestro cuerpo”, ya que el miedo y la inseguridad son indicadores clave de que algo no está bien. Aunque los impactos pueden variar antes, durante o después de la experiencia de violencia digital, existen medidas preventivas que permiten disfrutar del espacio digital de manera segura.
“Lo esencial es escuchar esas señales del cuerpo. Promovemos la idea de disfrutar del placer en un entorno de seguridad; no se trata de dejar de practicar sexting, sino de hacerlo de manera que nos haga sentir seguras, protegiendo nuestra identidad o algún rasgo que nos pueda identificar”, señaló Domínguez, destacando la importancia de que las personas mantengan su autonomía y disfruten del placer sin exponerse a riesgos innecesarios.
El papel de la educación y las redes de apoyo
La educación desempeña un papel esencial en la prevención de la violencia digital. Para Domínguez Lara, “es fundamental identificar y nombrar las violencias para poder atenderlas y prevenirlas”. Sin embargo, lamentó que el sistema educativo y legal aún no estén plenamente preparados para enfrentar este problema, a pesar de avances como la Ley Olimpia, una legislación en México que sanciona la difusión de contenido íntimo sin consentimiento.
En este contexto, las redes de apoyo se convierten en un pilar fundamental para las víctimas. “Es crucial que estos espacios no sean revictimizantes ni juzguen a las personas afectadas. La red de apoyo debe ser un lugar seguro donde se refuerce que la responsabilidad recae en quien genera la violencia, no en la víctima”, aseguró Domínguez Lara.
Las amigas, madres o figuras cercanas también juegan un rol importante al buscar ayuda en nombre de las víctimas. Es aquí donde proyectos como la Línea de Apoyo de Luchadoras resultan cruciales, ofreciendo acompañamiento sensible y empático. “La Línea de Apoyo surgió debido a esta necesidad, pero es esencial nombrar lo que está sucediendo y saber que no estamos solas. El espacio educativo puede ser un entorno complejo, ya que a menudo se juzga a quien es víctima de la difusión de contenido privado”.
Primeros pasos para tomar acción
Para las personas que detectan ser víctimas de violencia digital, el primer paso es reconectar con su cuerpo y reconocer sus emociones. Domínguez Lara sugiere implementar medidas de seguridad digital como la configuración de cuentas y el cierre temporal de espacios virtuales. Además, las plataformas digitales ofrecen herramientas diseñadas para proteger a los usuarios ante estas situaciones.
Por último, la especialista subrayó que “no estamos solas” y que espacios como Luchadoras acompañan a las víctimas y les ayudan a recuperar su agencia y autonomía. “Es importante que las personas sepan que tienen derecho al disfrute y que la violencia digital que viven no es su culpa”, finalizó.