Tomar la decisión de hacerse un tatuaje no es nada fácil, porque significa marcar la piel para toda la vida, razón por la cual se debe meditar, valorar y no actuar por impulsos para evitar los arrepentimientos.
Y aun cuando existe la técnica del láser para remover el tatuaje, estamos hablando de un proceso delicado, invasivo que puede traer algunos efectos secundarios, incluso afectar la salud.
Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), México es el país que lidera las listas del tatuaje de América Latina, con más de 12 millones de personas tatuadas.
Esta cifra se incrementó considerablemente en los últimos meses de 2021. Además es considerada una de las actividades que genera muy altos ingresos, reseñó El Universal.
Pero así como hacerse un tatuaje puede costar mucho pesos, eliminarlos tiene sus costos y más altos. Removerlo puede alcanzar más de los 10 mil pesos.
Métodos para eliminar un tatuaje
Por láser
El portal científico “Journal of Cutaneous and Aesthetic Surgery” explica que hay dos vías para eliminar el tatuaje: el uso de láser usual o láser Q-switched, que se aplica en el lugar del tatuaje en distintas sesiones.
Durante ese procedimiento se pueden presentar efectos secundarios, como dolor en la zona de remoción, aparición de ampollas y costras, así como sangrado dentro de la piel.
Asimismo, se presentan molestias como alteraciones en la pigmentación de la piel, reacciones alérgicas, hipopigmentación e hiperpigmentación, que es cuando algunos fragmentos de la piel se aclaran y oscurecen, respectivamente.
Los científicos aseguran que en la aplicación láser en la piel, la energía absorbida por el pigmento de la piel se convierte en calor, a este proceso se le conoce como efecto fototérmico.
“Como consecuencia, debajo de la dermis ocurre una ruptura enlaces químicos provocada por un procedimiento fotoacústico. Este efecto consiste en una descomposición que produce el cuerpo ante agentes desconocidos, como lo es la tinta. Así, los compuestos químicos, recién generados, se eliminan de la piel a través de los vasos sanguíneos o el sistema linfático”.
Cuando se trata de tatuajes muy grandes y multicolores, hay pigmentos de tinta que no alcanzan a eliminarse, adoptan características químicas distintas a los pigmentos irradiados por el láser, las que estimulan una reacción adversa del sistema inmunológico.
Esto quiere decir que algunos fragmentos de tinta pueden contender metales que, de descomponerse anta la exposición a la luz, generarían en sustancias químicas tóxicas en el cuerpo.
Las consecuencias más graves desencadenarían cambios permanentes en la textura de la piel o efectos más graves como aminas cancerígenas.
Ocultarlo con otro
Según Journal of Cutaneous and Aesthetic Surgery, el problema de ocultar un tatuaje sobre obra estriba en que la tinta nueva no sólo cubre la vieja, sino que agrega más color a la anterior y lo satura.
Los expertos han dicho que, luego de un par de semanas de colocar el nuevo tatuaje, el pasado se desangrará, pues, usualmente, se usan colores vivos para evitar que el tatuaje no deseado se refleje por encima del más reciente.
La explotación de la tinta puede provocar que el color se descomponga en pequeñas partículas que el cuerpo absorbe, afectando a los tejidos circundantes.