Los famosos «brackets» siempre han sido vistos como un tratamiento para los adolescentes sin embargo, cada vez más adultos parecen estar recurriendo a estos aparatos de ortodoncia, incluyéndome.
Desde muy pequeña el dentista le había advertido a mis padres que en cuanto terminara de mudar dientes, necesitaría de un tratamiento de ortodoncia para que mi mordida se alineara correctamente; pero como buena niña terca que era, hice todo para que esto no sucediera. Por supuesto, nadie puede ir en contra de la naturaleza y si mi estructura ósea indicaba que iba a tener dientes chuecos, los iba a tener sí o sí.
Nunca me preocupó no tener una sonrisa perfecta de hecho, me daba más miedo pensar en esas visitas periódicas al dentista. Recuerdo haber visto una serie animada llamada «Dientes de lata», en la que una adolescente se veía constantemente en problemas debido a su tratamiento de ortodoncia. En mi imaginación, me veía igual de condenada que ella.
Aunque veía al resto de mis amigos tener esos metales en sus dientes, yo seguía feliz, pretendiendo que no los necesitaba. Conforme pasaron los años y el resto dejó los aparatos, comencé a sentir esa diferencia en mi sonrisa. Aunque no lo decía, me sentía incómoda cada vez que mis amigas tomaban una selfie con sus dientes perfectamente alineados mientras que los míos estaban uno encima del otro.
La gota que derramó el vaso fue cuando, saliendo de la universidad tuve un novio fotógrafo así que cada vez que me tomaba fotos, yo sola me hacía historias sobre «arruinar» sus tomas con las muecas que hacía para evitar sonreír y que se notaran mis dientes. Cuando la relación terminó, decidí que era momento de un cambio total en mi persona, no para «gustarle a alguien más» sino para gustarme a mí misma.
Y teniendo un trabajo estable y ahorros suficientes, finalmente me aventuré a hacer esa cita con el ortodoncista que tanto había postergado. Bien dicen que «nunca es tarde para comenzar» y mientras que muchos pensarían que «ya no tiene sentido hacerlo» pues cada vez estoy más cerca del tercer piso, para mí ha sido un paso enorme y necesario.
El dolor sigue siendo el mismo, después de todo, tienes un montón de fierros en la boca pero por alguna razón, cada vez que me miro al espejo me siento muy feliz de ver cómo mi sonrisa mejora.
Investigando a fondo encontré que existen estudios que demuestran que las personas con dientes más rectos son consideradas más exitosas que aquellas con dientes torcidos. La razón es que los dientes rectos se asocian con la salud y el atractivo, lo que significa que los defectos percibidos en tu sonrisa pueden dar a los demás una mala primera impresión cuando solicitas un trabajo, sales a una cita o conoces gente por primera vez. No sé qué tan cierto sea porque hasta donde sé, he tenido grandes logros pero si de algo estoy segura es yo misma siento más confianza.
También descubrí que Beyoncé y Scarlett Johansson, dos de las mujeres más hermosas y exitosas de la farándula, comenzaron un tratamiento de ortodoncia muy tarde en sus veintes.
Por mucho tiempo evité los frenillos metálicos pensando que todo el mundo estaría viendo mi boca pero si algo he aprendido con los años, es que el mundo no tiene tiempo para fijarse en algo así. Quien lo hace y considera que es asqueroso o desagradable, es porque tiene muchos prejuicios internos. De hecho, descubrí que mis amigos ni siquiera habían notado que mis dientes estaban mal hasta que yo misma se los señalé. Quizá es que ahora todos somos adultos y todos tenemos problemas más importantes o es que realmente no importa.
Es como cuando tienes un grano en la frente y haces todo por esconderte por miedo a que te señalen o cuando ocultas tus cicatrices con maquillaje por la inseguridad que te provoca. Nada de eso define lo que eres. Lo importante es aceptarte y buscar lo que te hace sentir bien.
Comenzar un tratamiento de ortodoncia a mis casi 30 no ha sido una decisión fácil pero sé que el resultado valdrá la pena y esperaré el tiempo que sea necesario. Además, es ahora cuando yo misma puedo costearlo y eso se siente muy bien. Si te identificas con esta historia y quieres un cambio, te animo a que te asesores con el especialista y veas las opciones que tienes.
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