La ansiedad es muy común, y no tienes por qué avergonzarte de padecerla. De hecho, es uno de trastornos psicológicos más comunes en la población general. Ha habido un aumento considerable en los últimos años.
Por su parte, la OMS anunció que un 4,4% de la población mundial padece depresión desde hace dos años. Lo preocupante es que el porcentaje está avanzando con demasiada rapidez.
¿Pero qué pasa cuando se te junta con la depresión? Muchas veces van de la mano, pero en ocasiones todo inicia con un poco de ansiedad. Cuando ésta comienza a aflorar en tu mente es necesario atenderla de forma inmediata para que no se agrave la situación.
Porque cuando ambas comienzan a atacar tu mente parece imposible salir adelante. Por una parte la ansiedad no deja que sueltes los pensamientos negativos. Comienzas a darle vueltas y vueltas a las mismas ideas que terminan contaminando tu ser.
Mientras tanto, la depresión juega con tus debilidades e inseguridades haciendo que todos los escenarios parezcan inhóspitos. Si te sientes identificada….¡tranquila!
Vivimos en una sociedad que parece que nos orilla a caer en las garras de esta enfermedad. Expectativas imposibles de cumplir, altas exigencias en todos los ámbitos de la vida, y demás obstáculos que nos enloquecen.
Para empezar, merecemos todos un aplauso por estar en este juego que jamás aceptamos, pero que vamos sacándolo adelante con mucho mucha valentía. También requerimos paciencia de nuestra parte.
Estos sentimientos no se disipan con una palmada en la espalda o un consejo amoroso. Ayuda rodearte de gente que te ama, pero no es ni la mitad del camino que te queda por recorrer.
Busca ayuda profesional, no es de locos ni tampoco de gente débil. Todos, estemos pasando por estos procesos o no, requerimos conocernos a nosotros mismos de la mano de un especialista.
Siempre vamos a tener traumas, tristezas, y sin la ayuda de alguien no podremos evolucionar a nuestra mejor versión.