Según un estudio realizado en Portugal, el dolor de espalda es la causa número uno de la pérdida de años de vida. La conclusión es del informe «Global Burden of Disease Study 2016», por la autoría de una unidad de investigación sobre la salud global de la Universidad de Washington y publicada en la revista médica Lancet a finales del año pasado.
El estudio apunta los dolores en la columna, en las regiones lumbar y cervical, como responsable por el 7,86% del número total de años de edad vida perdida por los portugueses, lo cual provoca una muerte prematura, discapacidad o deterioro en la salud.
Esta es la enfermedad con más aumento en 2016, frente a otras causas como la enfermedad vascular cerebral (6,35%), enfermedad cardiaca isquémica (6,52%), diabetes (3,31%), depresión (3, 2%) o cáncer de pulmón (2,85%).
«Las patologías asociadas a la columna son una verdadera epidemia en el mundo occidental», explica Luís Teixeira, médico ortopedista y presidente de la asociación sin fines de lucro Spine Matters.
«Por un lado vemos el cuello y dolor de espalda baja como principal responsable de la discapacidad prematura en países como Suiza, Nueva Zelanda, Suecia, Portugal o Estados Unidos, que muestra la cantidad de atención de la salud en estos países desarrollados, para que otras enfermedades, como las del foro circulatorio, respiratorio o alimentario, tengan un menor impacto en la esperanza de vida de las poblaciones.»
Por otro lado, subrayó el médico: «Es una enorme señal de alerta sobre la frecuente devaluación que se hace sobre las enfermedades relacionadas con la columna».
«Desafortunadamente, Portugal no está solo en esta estadística, pero lo que el estudio muestra es que el impacto que este problema tiene en el estado de salud del país ha ido empeorando año tras año»
Destaca el doctor, señalando que «en los años 90 ocupaba un lejano lugar «mientras que en 2016 es de las patologías cuyo porcentaje de años de vida ajustados por la incapacidad más crece.
«Muchas veces las personas necesitan ser enfrentadas con estos números para preguntarse si el dolor que sienten es normal, y si deben continuar aplazando una consulta con un especialista. Muchos de los enfermos que me entran en el consultorio vienen en» último recurso «, después de años y años a posponer el tratamiento «, concluye.