El ejercicio es una parte fundamental de nuestro día a día para llevar una vida sana. Muchas veces, el ritmo de nuestra vida diaria no nos permite cumplir con esas intenciones de ir al gimnasio, aunque claro, existen casos en los que combinan perfectamente todo con una buenas dosis de actividad física. Lo cierto es que, sabemos que hacer ejercicio ayuda a obtener un mayor bienestar en nuestra salud, y que la vida sedentaria, repercute considerablemtente en ella, pero ¿te has preguntado qué pasa cuando eres una persona activa y dejas de ejercitarte?
The National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases explica que necesitamos de movimiento para liberar toda la energía que acumulamos durante el día así como para estimular el funcionamiento adecuado de todos nuestros órganos y tejidos (es decir, que favorece a la buena digestión). Además, un estudio realizado por el Instituto Beckman de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, reveló que aquellos que hacen ejercicio en forma tienen mayor volúmen cerebral y funciones cognitivas mucho más ágiles que aquellos que llevan una vida sedentaria.
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Cuando somos constantes en el gimnasio o en nuestras actividades físicas (llámese clases de baile, yoga, o actividades deportivas), y de pronto, nos lesionamos o el trabajo o la escuela nos absorben de más y tenemos que renunciar a esto, las consecuencias emocionales y físicas aparecen casi enseguida.
1. De acuerdo con Andreas Bergdahl, profesor en Psicología Cardiovascular en la Universidad Concordia, tus niveles de oxigenación disminuyen, hay una pérdida de agilidad, fuerza y coordinación. Aunque esto se refleja a partir de cinco semanas de no actividad. Es decir, si dejaste de ir al gimnasio durante una semana, trata de retomar tu rutina tan pronto puedas para que no te cueste trabajo.
2. Dejar de hacer ejercicio hace que el metabolismo se vuelva más lento por lo que quemar calorías será un proceso más lento. Si estás acostumbrada a llevar una rutina que combina cardio y pesas para hacer músculo y mantener tu peso y de pronto dejas de ser constante o dejas de hacerlo por completo, podría reflejarse en tu abdomen de acero. No, no es que vayas a engordar en días, sino que empezarás a sentir que se ablandan tus músculos y que hay una pérdida de resistencia, flexibilidad y energía.
4. Si llevas más de diez días sin actividad física, el flujo sanguíneo que va hacia el cerebro se reducirá, afectando funciones cognitivas como la memoria, según explica J. Carson Smith, profesor de la Universidad de Maryland (Estados Unidos). Además, la falta de ejercicio incrementa las posibilidades de sufrir depresión ya que no liberar las endorfinas ni serotonina (hormonas de la felicidad), debido al estrés y tensión acumulados.
5. Y sí, cuando dejas de hacer ejercicio hay aumento de peso, pues te sientes ansiosa y terminas comeindo lo que no debes (comida con muchas calorías). La diferencia está en que, cuando haces ejercicio, te deshaces de todas esas calorías extra, y cuando dejas de hacerlomsólo las vas acumulando. Además, «Si te vuelves sedenatario tus niveles de azúcar se elevarán, incrementando el riesgo de generar enfermedades cardiovasculares y diabetes», explíca Dr. James Thyfault, de la University of Missouri.
Recuerda, 30 minutos al día bastan para que pagues tu cuota en el gimnasio. Es difícil, pero no imposible.
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