Ecuador

El otro lado del encanto: lo que podría ocurrir con el turismo en Galápagos tras el estreno de Sea Lions of the Galápagos

Este tipo de documentales no solo alimentan el asombro, también despiertan el deseo de conocer de cerca esos escenarios.

Las imágenes de leones marinos jugando entre aguas turquesas y acantilados volcánicos, que serán parte del próximo estreno de Disney+ Sea Lions of Galápagos, prometen transportar al espectador a uno de los paraísos naturales más valiosos del planeta.

Este tipo de documentales no solo alimentan el asombro, también despiertan el deseo de conocer de cerca esos escenarios. Pero cuando millones de personas en todo el mundo descubren un mismo destino al mismo tiempo, una pregunta se vuelve inevitable: ¿qué pasa cuando la fascinación se transforma en turismo masivo?

Galápagos es uno de los destinos turísticos más emblemáticos del mundo, pero también uno de los más delicados. Con más del 95% del área terrestre designada como zona protegida, de acuerdo a la dirección de Parque Nacional Galápagos, su equilibrio ecológico depende de un manejo minucioso.

Cada visitante, cada embarcación y cada nuevo hotel pueden tener efectos acumulativos en especies que no existen en ninguna otra parte del planeta. Nueva Mujer conversó con profesionales de la Fundación Charles Darwin para conocer más sobre este tema.

“El turismo masivo, si no se gestiona adecuadamente, puede ser tan perjudicial como cualquier amenaza ambiental”, señala Andrea Muñoz, investigadora principal de sostenibilidad en la Fundación Charles Darwin.

“Aunque los beneficios económicos son reales —más empleos, ingreso para las comunidades locales—, la presión sobre los ecosistemas es creciente. El incremento de visitantes puede generar congestión en puntos sensibles, alterar el comportamiento de especies como las aves marinas y provocar contaminación directa o indirecta”.

Este fenómeno ya ha sido observado en otras partes del mundo, donde el exceso de turistas ha llevado a una “sobreexposición” de los destinos naturales, deteriorando la experiencia misma que atraía a los viajeros. En Galápagos, donde muchas especies evolucionaron en aislamiento y sin depredadores naturales, el riesgo es mayor. Un simple cambio en el comportamiento de los animales, causado por la presencia constante de humanos, puede desencadenar efectos en cadena difíciles de revertir.

“El nuevo documental de Disney+ tiene el potencial de atraer a nuevas audiencias, especialmente familias con niños, suscriptoras de la plataforma”, explica Ambre Tanty Lamothe, directora de comunicación de la Fundación Charles Darwin.

“Este tipo de producciones despiertan conciencia, sí, pero también alimentan el deseo de viajar. No podemos perder de vista que la demanda turística se verá influenciada no solo por el documental, sino también por listas como la del New York Times, que ya recomendó a Galápagos como destino imperdible para 2025”.

El reto, entonces, no es evitar que la gente viaje a Galápagos, sino transformar ese interés en un turismo consciente, regulado y respetuoso. Desde la Fundación Charles Darwin se impulsa un Programa de Sostenibilidad para estudiar la dinámica del turismo en el archipiélago y colaborar con entidades como el Parque Nacional Galápagos y el Ministerio de Turismo.

Las estrategias incluyen desde talleres con operadores turísticos hasta el análisis de la capacidad de carga de los destinos y el apoyo a informes técnicos de la UNESCO.

“El documental puede ser una herramienta poderosa para educar a los viajeros sobre la fragilidad del ecosistema. Pero eso solo funcionará si quienes llegan lo hacen con un compromiso real de protección”, añade Tanty.

Por eso, además de evitar prácticas invasivas y elegir operadores responsables, se alienta a los turistas a colaborar activamente con la conservación: donando, siendo voluntarios o adoptando simbólicamente una especie en peligro.

Sea Lions of Galápagos de Disney no solo nos invita a admirar el archipiélago, sino que también pone a prueba nuestra capacidad colectiva para conservarlo.

El turismo puede ser una fuente de desarrollo y de educación ambiental, pero si se convierte en una avalancha sin regulación, corre el riesgo de erosionar lentamente aquello que lo hace único. La clave estará en convertir cada visita en una oportunidad de aprendizaje, respeto y acción positiva.

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último