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¿Cómo superar la pérdida de mamá?

Una experta en tanatología nos aconseja cómo enfrentar el difícil proceso de duelo cuando muere la mamá.

Por Viridiana Mirón

Sin importar lo adultas o exitosas que seamos, si estamos solteras o casadas, o si tenemos o no hijos, perder a nuestra madre puede significar uno de los momentos más tristes de nuestra vida. Por eso es importante reflexionar sobre el tema y prepararnos para ese inevitable suceso, pues como dicen por ahí «nadie es eterno». Hablar de la muerte es complicado y más cuando nos imaginamos cómo sería perder a nuestros seres queridos. Entre todas aquellas personas que apreciamos, nuestra madre se encuentra en uno de los pedestales más altos. «La pérdida de la madre es significativa porque la mamá representa la primera cara que vemos, la primera voz que escuchamos y los brazos que fueron incondicionales siempre. Esa protección que brinda la madre es muy importante, pues de ahí se van a desarrollar nuestras relaciones emocionales futuras», nos explica en entre- vista exclusiva para nuevamujer.com, Claudia Sánchez-Hidalgo Treviño, psicóloga y tanatóloga experta en procesos de duelo.

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Educándonos para la muerte

Para preparnos para una pérdida tan grande, Claudia Sánchez-Hidalgo Treviño nos recomienda educarnos en la muerte. «Podemos anticiparnos dejando que las personas de nuestra familia hablen sobre sus deseos después de morir: cómo quieren que sea su velorio, en dónde, si quieren que se les incinere o se les entierre; todo eso es primordial porque podemos convertir a la muerte en un tema normal del día a día. También podemos preguntarle a esa persona, en este caso nuestra mamá, qué hacer con sus pertenencias cuando ella ya no esté. Dependiendo de la edad, ella misma puede llegar a decidir si empieza a repartir sus pertenencias. Muchas personas dicen ‘pero si todavía no te mueres’ pero hay que aprender a aceptar ese tema de que no vamos a estar en este mundo para siempre».

Educarnos para la muerte también significa cambiar nuestra manera de percibir el mundo y de concebir la muerte, sustituirla por una visión más abierta e integrada a nuestra vida. De acuerdo con la experta, un tema muy relevante dentro de la educación de la muerte es buscar la tolerancia a la frustración y eso empieza desde que somos muy pequeños. «Si somos mamás o si alguien va a ser mamá, tiene que aprender que a los hijos se les educa también en la tolerancia a la frustración».

Vivir el proceso de duelo

Aunque podemos prepararnos para la muerte, no podemos evitar sentir el dolor y la ausen- cia, es por eso que cuando se vive un proceso de pérdida de la madre se debe vivir también el duelo para poder superarlo y seguir adelante. Para Sánchez-Hidalgo Treviño, el duelo es un proceso dual. «Es un proceso interno donde vivo la muerte significativa que tuve, la acepto, entiendo y logro salir adelante con todo este dolor. La otra parte es interpersonal, y es un proceso en el que me adapto a una intercontinuidad de la vida de manera diferente, porque la vida te cambia con una muerte tan significativa».

Una de las primeras recomendaciones de la especialista es «aceptar la realidad de la pérdida –aunque sea muy dolorosa– integrarla a nosotros y entender que es parte de la vida. Cuando tengamos claro que la muerte es algo natural, lo que tenemos que hacer después es trabajar con nuestras emociones. A muchas personas no les gusta sentir tristeza o enojo y evitan los sentimientos dolorosos, pero resulta que para trabajar el duelo es necesario tocar fondo y manipular nuestros sentimientos como si se trataran de una plastilina».

En este proceso dual, también es crucial aprender a adaptarnos a una vida en donde la mamá está ausente. «Tenemos que estar conscientes de que mamá ya no va a estar, que ya no podemos físicamente tener una comunicación con ella y que esta es una nueva manera de estar nosotros en la vida. Después viene una parte clave de adaptación y un poco difícil, que consiste en establecer una relación diferente con la persona que ya falleció Tenemos que aprender a decirle ‘adiós’ de una forma física para decirle ‘hola’ de una manera simbólica, porque ese legado que nos deja es una herencia de vida que se queda dentro de nosotros y no se pierde. Aquí uno de los puntos básicos es entender que, aunque la madre haya muerto, hay continuidad en la vida y que todo lo que viviste con esa persona tan querida desde pequeña hasta la edad en que te tocó perderla se queda contigo. No es una pérdida drástica, es una manera distinta en la que podemos relacionarnos con todo lo que nos dejó integrado y que es parte de quienes somos».

La experta explica además que el duelo es un proceso dinámico y que cada persona va a reaccionar de acuerdo a su propia personalidad y a una serie de factores, como la edad. «No es lo mismo vivir la pérdida cuando somos adolescentes, que cuando somos mujeres adultas; tampoco es lo mismo si la madre tiene 40 años o si ya cumplió 80».

Superando la pérdida.

Para Sánchez-Hidalgo Treviño la única manera de superar esta pérdida es a través del duelo. «Duelo significa ‘dolor’, así que hay que entrarle. Si lo postergamos porque duele mucho, no vamos a superarlo realmente». No es fácil, además de vivir el dolor, aceptar la pérdida, trabajar con nuestras emociones, adaptarnos a un nuevo mundo y relacionarnos con nuestra madre de manera simbólica, tenemos que aprender a reconstriur y resignificar. «Debemos reconstruir nuestra propia identidad. Así como cuando hay un terremoto y la ciudad queda derruida, de la misma forma nos sentimos cuando tenemos una pérdida tan fuerte. Aquí lo que realmente debemos hacer es volver construir nuestra propia identidad e ir desarrollando un nuevo proyecto de vida en el que ya no está presente nuestra madre. Asimismo es vital saber qué lugar ocupamos dentro de la familia, pues también de eso depende esta reconstrucción».

La experta en duelo también recomienda resignificar nuestra propia vida porque cuando se cae la ciudad, después del terremoto, la vida ya no significa lo mismo, sino que se vuelve finita. Por otro lado, también es importante «resignificar las experiencias que vivimos, darles un valor diferente y analizar lo aprendido. Es aquí donde podemos recapitular lo que nos tocó vivir en esta vida y en ese momento». De acuerdo con la psicóloga, cuando muere la mamá, los hijos -sin importar la edad- sienten un desamparo por la relación de apego que vivieron con ella desde el nacimiento. Por eso es importante aprender a estar en este mundo de una manera distinta y sobre todo «aprender a valorar la vida, si nos pasamos renegando porque se murió, todos esos días y horas que estamos pensando en lo mismo, dejamos de disfrutar la vida y esa conciencia es totalmente imprescindible tenerla».

La experta en procesos de duelo, Claudia Sánchez-Hidalgo Treviño, concluye que para poder superar la pérdida de una madre es fundamental «hacer conciencia de la muerte, aceptar que la muerte está en nosotros mismos, que somos seres finitos, eso nos ayudará muchísimo. También debemos asumir nuestra propia responsabilidad ante el proceso de pérdida y en la adaptación a nuestra nueva vida, pues es ‘mí’ responsabilidad y ‘mí’ decisión salir adelante. Al mismo tiempo debemos comprender que hay que aprovechar y disfrutar de la vida, porque nuestra propia vida se va a terminar también».

* Claudia Sánchez-Hidalgo Treviño Psicóloga, Master en Tanatología www.tanatología.org

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