Nuestra capacidad para manejar las propias emociones y mantener la calma se refleja en nuestro desempeño profesional. Sabemos que las mujeres exitosas se levantan temprano, y que existen algunos tips básicos que podemos implementar para una vida más relajada. Pero el estrés sigue representando un problema para muchas de nosotras.
En un estudio reciente de la Universidad de California, Berkeley, la doctora Elizabeth Kirby revela 10 estrategias llevadas a cabo por altos ejecutivos, empresarios y otras personas exitosas, para mantener bajo control sus niveles de angustia y ansiedad. Algunas de ellas podrán parecer obvias, pero el verdadero reto está en reconocer cuándo necesitamos ponerlas en práctica.
1. Aprecia lo que tienes
Tomate un tiempo cada día para reconocer lo que estás haciendo bien, lo que has logrado, el lugar en donde estás. Reconoce tus propios méritos. En el estudio se comprobó que valorar lo que se tiene reduce el estrés en un 23%. Si meditas por la mañana, incluye pensamientos de gratitud en tu rutina.
2. Evita preguntarte “¿qué pasaría si…?”
Las posibilidades de triunfo y de fracaso se miden por millones. En lugar de preguntarte por todos los probables desenlaces de tu proyecto, concéntrate en hacer que suceda el que tienes en mente. Deja de pensar en esos destinos a los que no quieres ni necesitas llegar.
3. Piensa positivamente
Cuando todo marcha y estás de buenas, pensar positivamente es muy fácil. El problema es cuando estás decepcionada o las situaciones se salen de control. En esos casos, repasa tu día, concéntrate en las cosas que te han salido bien, no importa qué tan pequeñas sean, y celébralas. Si tu día no tiene nada rescatable, remóntante al día anterior, a la semana pasada. También funciona pensar en algún acontecimiento emocionante que esté por llegar. Recurre al calendario: siempre hay algo bueno que se aproxima.
4. Desconéctate
Tu rutina diaria necesita, exige unas horas de desconexión. No celular, no redes sociales, no internet, no pantallas ni llamadas. Con un par de horas al día basta para recargar pilas. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
5. No abuses de la cafeína
Es difícil dejar el café, si lo sabré yo, por eso no te digo que lo dejes, sino que lo consumas un poco menos. Está comprobado que la cafeína nos pone en un estado de alerta que, después de la segunda taza, se convierte en estrés. Una vez que hayas terminado la primera dosis, esa que te sirvió para despertar, cambia a agua natural o mineral, jugos naturales o bebidas sin cafeína. Ah, y come manzanas verdes.
6. Duerme
Cuando dormimos, nuestro cerebro repasa los recuerdos acumulados durante el día, los almacena o los descarta (lo cual se ve reflejado en nuestros sueños), de tal manera que al día siguiente podamos levantarnos alertas y con la mente despejada. El autocontrol, la atención y la memoria se ven reducidas cuando no dormimos lo suficiente, o cuando no dormimos bien.
7. No te estanques en el pesimismo
Otra cosa que no se puede evitar: caer en pensamientos negativos. Lo que sí puedes evitar es ahogarte en ellos. No les des vueltas, porque eso los hace parecer más y más grandes. Recuerda que son pensamientos y no hechos.
Cuando te sorprendas a ti misma cayendo en un bache pesimista, piensa: es momento de parar. Y escribe lo que estás pensando, para que puedas dejarlo pasar.
8. Cambia la perspectiva
No puedes controlar las circunstancias que te rodean, pero sí tu forma de responder a ellas. Antes de que termines azotándote porque tal situación te resulta inconveniente, analiza la situación como si no formaras parte de ella. Si te parece que el panorama se derrumba, detente a pensar cuáles son los puntos específicos que no están funcionando, y tómalos como partes y no como totalidad.
9. Respira
Cuando sientas que el estrés te está matando, tómate dos minutos para respirar y, sobre todo, para concentrarte en tu propia respiración. Cierra la puerta, evita los distractores, piensa sólo en el aire que entra y sale de tu cuerpo. Suena fácil, pero verás que no lo es tanto, porque durante el proceso te vendrán a la mente un montón de pensamientos. No luches contra ellos, sólo deja que pasen.
Cuenta tus respiraciones, del uno al diez, sin pensar en ninguna otra cosa. Al llegar al diez, empieza de nuevo. Si pierdes la cuenta, no importa: puedes volver a empezar. En el budismo, la meditación en la respiración se llama shamata, y se recomienda practicarla todos los días, al menos cinco minutos. Respira, respira, respira.
10. Pide ayuda
Para mantener la calma y la productividad es necesario que reconozcas tus debilidades y pidas ayuda cuando la necesites. Si una situación te rebasa, busca apoyo de tu equipo de trabajo o de alguien que forme parte de tu vida personal. Eso que tú no puedes ver porque estás desesperada… tal vez el otro te lo señale, tal vez encuentren juntos alguna solución.
Fuente: Huff Post Small Business