La relajación es fundamental para superar las situaciones estresantes que vamos afrontando en nuestro día a día. Vamos a dedicar un tiempo para nosotras mismas y desarrollar de esta manera la habilidad para relajarnos. Poder controlar el exceso de estrés nos ayudará en el largo plazo, sintiéndonos más tranquilas, contentas y más conscientes para disfrutar de una mejor calidad de vida.
Hoy vamos a aprender tres técnicas de relajación: técnicas de respiración, relajación muscular y visualización. Estas técnicas pueden practicarse por separado pero alcanzan su mayor utilidad si las combinamos, practicándolas juntas. Con ellas conseguiremos una relajación completa y profunda que nos resultará muy agradable, placentera y beneficiosa para nuestra salud.
Vamos a combinar las tres técnicas de relajación de la siguiente manera:
- Comenzamos centrándonos en nuestra respiración. Cerramos los ojos y vamos practicando los ejercicios de respiración hasta notar que ésta alcanza un ritmo lento y regular. Coloca las dos manos sobre tu abdomen (el ombligo). Debes notar como tu tripa se levanta y se mueve, no se tienen que mover ni pecho ni hombros. Inspira (coge aire) mientras cuentas mentalmente: 1,2, 3, 4, 5. La inspiración debe ser lenta, cómoda y silenciosa. Espira (sopla lentamente) 1,2,3,4,5. Una vez que hayamos alcanzado ese ritmo, nos centraremos en observar la frecuencia respiratoria durante al menos tres minutos.
- Continuamos con la relajación muscular siguiendo el ritmo que marca nuestra respiración. Contraemos los músculos al inspirar y los relajamos al espirar. Hay que tensar solamente un grupo muscular cada vez y relajarlo por completo al espirar. Si notamos que queda tensión, volveremos a relajarlo en la siguiente respiración. Hay que concentrarse en la diferencia que sentimos entre la tensión y la relajación y centrarse en la sensación que nos envían nuestros músculos relajados, que deben notarse pesados y blandos. El procedimiento es éste: por ejemplo contraer (mientras se dice la frase: “toda la tensión de mi cuerpo se centra en mis brazos”) y relajar (mientras se alternan las frases: “siento como toda la tensión de mi cuerpo se escapa por mis brazos” y “siento mis brazos muy ligeros”, etc.). De esta manera vas pasando lentamente por todos los grupos musculares. Una vez hayamos terminado con todos los grupos, seguimos unos minutos tumbados o recostados sintiendo el cuerpo pesado y relajado y continuando con el mismo ritmo respiratorio.
- Ahora relajamos nuestra mente. Para apartar de nuestra cabeza todas las tensiones, vamos a utilizar una imagen o recuerdo que hayamos elegido con antelación. Una vez elegida, trasládate dentro de esta imagen, siéntete parte de ella, hazla tan tuya como te sea posible, y suelta todas las tensiones. Una vez visualizada disfrutaremos de esta imagen, añadiendo colores, sonidos, olores… todo ello durante diez minutos aproximadamente. Cuantos más detalles incluyamos a esta imagen, más nos relajaremos y más beneficios nos aportará.
Después, permanece tranquila y poco a poco abre lentamente la conciencia a la realidad, a tu habitación, a la sensación de tu cuerpo. Intenta no continuar “corriendo” en tus tareas cotidianas, vuelve a ellas progresivamente y sigue disfrutando de este estado de relajación que has experimentado.
Si practicas habitualmente, ya verás como vas interiorizando las técnicas y te serán muy útiles en los momentos inevitables de ansiedad que vivimos.