La risa es, a todas luces, buena. Con el humor llevamos mejor las dificultades, las crisis o incluso el dolor. Es una sana terapia para liberar las tensiones a las que estamos sometidos en el día a día. Además provoca relajación, bienestar y diversión. El sentido del humor es contagioso y crea una atmósfera saludable en nuestras relaciones sociales. Además tiene efectos muy ventajosos sobre la salud, tanto física como mental.
Algunos de los muchos beneficios de la risa son:
Disminuye el estrés. La risa ayuda a disminuir el estrés y ayuda a prevenir otras patologías como es la depresión. Nos ayuda a relajarnos, a relajar nuestros músculos y a estar menos tensos en situaciones difíciles. Cuando reímos liberamos endorfinas, las cuales son sedantes naturales del cerebro, similares a la morfina. Por ello, 5 a 6 minutos de risa, actúa como un analgésico. Reír levanta el ánimo y nos libera del temor, la angustia y la falta de autoestima.
Es saludable por sí misma. La risa tiene por sí misma un valor terapeútico muy importante. Hay investigaciones que demuestran una relación positiva entre humor y salud. El sentido del humor es beneficioso para tolerar mejor el dolor, activa el sistema inmunológico y mejora el cardiovascular. Con los movimientos de la risa, nuestro diafragma origina un masaje interno que favorece la digestión al aumentar las contracciones de todos los músculos abdominales. En definitiva, la risa contribuye a gozar de mejor salud.
Rejuvenece. Las personas divertidas parecen más jóvenes, agradables e incluso nos resultan más atractivas. Y no solo en el plano psicológico, también en el físico. Al reír se produce una sobre oxigenación celular que elimina el aspecto cansado y las ojeras. Cuando nos reimos, entra el doble de aire en los pulmones, de ahí que la piel se oxigene más.
Mejora nuestra motivación y comunicación. La motivación es nuestro motor de acción y la risa promueve este motor. Cuando nos disponemos a afrontar una situación que es divertida estamos más motivados. Por otra parte cuando nos encontramos en un ambiente con energía positiva, nos comunicamos de manera más eficaz y estamos más predispuestos a recibir información.
Estimula la creatividad y el aprendizaje. El humor funciona con mecanismos muy parecidos a la creatividad. Cuando algo se salta los protocolos lógicos establecidos en un entorno gracioso, nos provoca la risa. También influye en el aprendizaje, pues tendemos a recordar los momentos más agradables que hemos vivido e incluso podemos recordar como íbamos vestidos y las conversaciones exactas que mantuvimos. Nos ayuda a recordar el lado positivo de la vida, el sentido del humor crea recuerdos agradables para ser evocados en el futuro.
Favorece la socialización. Nos sentimos mejor cuando estamos con una persona divertida, el tiempo se nos pasa volando y tenemos más ganas de volver a estar con esa persona. Está demostrado que las personas divertidas poseen más habilidades sociales y nos atraen más.
Un minuto de risa equivale a 45 minutos de relajación y una carcajada mueve más de 400 músculos. Un niño sano ríe 300 veces al día. Sin embargo, a medida que crecemos va disminuyendo el número de veces que nos reímos. Eso sí, como cualquier otro ejercicio, necesita ser practicado: cuánto más nos reímos más fácil es luego provocar la risa y viceversa. A reír se aprende. Además se ha demostrado que las emociones no solo influyen en nuestros gestos, sino que el mismo acto de realizarlos tienen efectos en nuestro estado de ánimo, es decir, salir con el semblante alegre a la calle, al final ayuda a sentirnos mejor.
Por tanto, vamos a reirnos de nosotros mismos, vamos a practicar, vamos a compartir y a multiplicar sonrisas. Es muy contagioso.