Hace poco me topé, junto con mis amigas, con una obsesión televisiva bastante insana: Toddlers & Tiaras. (Y es que, bueno, ¿quién no lo ha visto?) Este reality show mostraba día a día como las niñitas (de menos de 7 años) no sólo hacían dramas y eran insoportablemente caprichosas, sino que también a su corta edad conocían casi tantos trucos de belleza que chicas con una década más encima: dientes falsos, extensiones, bronceado… ¡Y apenas asisten al jardín de niños!
Una de las polémicas niñas, Honey Boo Boo, me parecía bastante simpática. Digo, claro, porque a mí no era a quien le hacía semejantes desplantes, sino a su madre. A Mama, una mujer bastante descuidada en su aspecto físico si la comparamos con su extravagante hija.
Y aquí es donde va mi punto: ¿qué tanto los padres desean manejar la vida de sus hijos?
Es decir, claro, Honey Boo Boo y las demás pequeñuelas están más que encantadas de lucir como princesas aunque sea sólo por un concurso. Pues no sólo es el concurso, es “su momento”. Así es como ellas lo ven. El caminar por aquella tarima frente a todos esos jueces durante unos minutos se resume a su verdadera vocación. (Muchas de ellas, no lo olvidemos, tienen la fortuna de concursas en Miss Estados Unidos e incluso Miss Universo.)
Estas niñas incluso se hacen de una carrera artística. Niñas de menos de una década de vida como Honey Boo Boo o Makenzie Myers o Eden Wood logran trasdencer este beauty pageant en miniatura para convertirse en verdaderos ídolos.
Sin embargo, insisto: ¿habrá Mama tenido ganas de estar en el papel de su hija Honey Boo Boo? ¿Será que a veces, ante nuestros sueños inconclusos, ocupamos a los hijos como una segunda oportunidad?
Y aunque bien es cierto (y apoyo completamente) que ya no se puede controlar a un niño sino tan sólo estar ahí como respaldo ante sus decisiones, apoyaría todavía más que las madres de estas criaturas les quitaran el maquillaje y les entregaran una muñeca Barbie. De verdad. La infancia es, sin duda, una etapa que muchos atesoran y que pocos, en esta nueva época tan pop, han podido disfrutar.
Como reflexión, recalco que estoy a favor de que los hijos hagan lo que desean hacer. Pero si éste es un camino con muchos baches, nunca está demás un poco de guía.
Fuente: Guapología
Foto: Modern Her-Story