No existe un manual que diga cómo ser la madre perfecta y ninguna nace sabiéndolo pero cuando tienes una hija, tienes la oportunidad de romper con todas esas barreras con las que creciste,
Las mujeres siempre vivimos bajo muchas presiones: desde cómo debemos vestir, hasta los objetivos de vida que debemos tener como casarnos y formar una familia. Las exigencias en torno a cómo debemos vernos y lo que debemos ser terminan por hacernos creer que lo que realmente queremos no tiene ninguna validez.
Nuestras madres, tías y abuelas y en general las mujeres con las que nos relacionamos mientras crecemos se desviven con elogios en torno a nuestro físico. Pasan de frases como «qué bonita niña/ pareces muñeca» a «estás bajando de peso/ deberías perder peso» pero siempre destacan algo de cómo nos vemos.
Ahora que eres madre, eres consciente de que por más buenas que hayan sido las intenciones a tu alrededor, causaron ciertos estragos en la forma en la que te ves en el espejo. Nos pasa a todas y es ahora cuando podemos cambiar.
Enséñale a tu hija que no necesita gustarle a nadie.
Dile que no es su obligación cambiar para agradar. Está bien tal y como es y que si quiere cambiar algo de su aspecto, que sea por ella y no por nadie más. Enséñale que no le agradará a todo el mundo y que eso está bien porque eso le abrirá las puertas a quien la ama de verdad.
Debe saber que es imposible complacer a todos y que la única persona a la que debe gustarle es a si misma. Enséñale a verse con amor cada vez que se pare frente al espejo pues esa será la clave de su poder.
Es por esto que es tan importante que tus elogios vayan más allá de su físico.
Tu hija aprenderá mucho sobre sí misma conforme crezca, pero es importante comenzar a enseñarle que siempre debe mantenerse fiel a sus valores y creencias más allá de buscar ser como todo aquello que la sociedad espera. No debe sentir la necesidad de cambiar ninguna parte de su persona simplemente para encajar o complacer a otra persona.
Enséñale cómo sentirse bella todos los días para que no crea que no es suficiente. Ayúdala a entender que no tiene que tratar de gustarle a nadie para ser alguien importante.
Muchas niñas crecen pensando que si ya no les dicen que son bonitas es porque en verdad ya no lo son y gran parte de esto sucede por todos los elogios que nos hacen creer que el físico es lo único que importa.
«Eres valiente», «eres inspiradora», «eres inteligente», «tienes un gran estilo», «eres creativa», «eres muy astuta», son algunas pequeñas frases que las niñas de ahora deben escuchar más allá de «eres bonita».
Está bien decirle a tu hija que es linda, que tiene una cara preciosa, que es la niña más bella del mundo pero a la par destaca sus logros, no importa lo pequeños que sean. Por más cliché o cursi que parezca, recuérdale que la belleza también está en su corazón. Ella tiene permitido ser delicada y mostrar vulnerabilidad pero también ser salvaje e imponerse para defender sus ideales.
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