Conversamos con Haddy Argüello, creadora de Sanación Púrpura, quien a través de su página y sus círculos de sanación, acompaña a mujeres en su camino hacia la paz interior y la transformación personal.
“La meditación es un viaje hacia tu interior, incluso un viaje en el tiempo”
Según Haddy, la meditación es un viaje interior, un encuentro contigo misma en el que, por unos momentos, el ruido del mundo exterior se apaga y solo te quedas tú, tu respiración y tu esencia.
La meditación, explica, no se trata de “dejar la mente en blanco” (un mito muy común), sino de crear un espacio sagrado para conectar con tu ser más profundo, con ese lugar de calma y paz que siempre ha estado ahí, aunque a veces olvidamos.
Su propósito es permitirte escuchar tu alma, tu conciencia superior, y recibir claridad para sanar, liberar emociones reprimidas y encontrar ese equilibrio tan necesario entre la mente, el cuerpo y el alma.
“Es como un bálsamo para el corazón,” nos dice. “En el silencio, empiezas a reconocer tus emociones, a abrazarlas sin juicio, y a dejar ir lo que ya no te pertenece.” En otras palabras, la meditación no solo calma la mente, sino que también te ayuda a sanar, encontrar bienestar y, sobre todo, a reconectar con tu verdadera esencia.
¿Cómo comenzar a meditar si nunca lo has hecho?
Es cierto que, al principio, la idea de meditar puede parecer intimidante, especialmente en un mundo tan ruidoso y sobrecargado de información. Sin embargo, Haddy nos da un consejo simple: comienza de a poco.
Busca un lugar tranquilo y sin distracciones, y dedica entre 2 y 5 minutos a sentarte, cerrar los ojos y centrar tu atención en tu respiración. No tienes que controlarla ni forzarla, simplemente obsérvala: cómo entra el aire y cómo sale.
Con el tiempo, este ejercicio se convertirá en una forma de entrenar tu mente para estar más presente, reduciendo el estrés y mejorando tu capacidad de concentración.
“La clave está en empezar con pocos minutos al día y ser constante,” nos dice Haddy. Y lo mejor es que, además de los beneficios emocionales, estudios científicos han demostrado que este tipo de prácticas aumentan la actividad cerebral en áreas relacionadas con la atención y la regulación emocional, lo que puede reducir el estrés y la ansiedad.
“El cuerpo debe estar cómodo para que la mente lo esté”
El espacio en el que meditas también juega un papel importante. Sin embargo, no necesitas un lugar perfecto ni una atmósfera especial. Lo esencial es encontrar un rincón donde te sientas cómoda, ya sea en tu habitación, en la sala o incluso al aire libre.
“Lo importante es que sea tu momento sagrado,” aconseja Haddy. Puedes complementar la experiencia con pequeños rituales, como encender una vela aromática, poner música relajante o colocar tus manos sobre el pecho para sentir el ritmo de tu respiración.
Desmintiendo mitos sobre la meditación
Existen muchos mitos que pueden desanimar a las personas a comenzar con la meditación. Uno de los más comunes es que se debe “dejar la mente en blanco”.
En realidad, nuestra mente está constantemente activa, y lo que buscamos en la meditación es aprender a observar esos pensamientos sin involucrarnos con ellos. No se trata de eliminar los pensamientos, sino de hacer espacio para la paz.
Otro mito frecuente es que la meditación es solo para yoguis o personas espirituales. Aunque la meditación es una práctica central en muchas tradiciones espirituales, cualquier persona puede beneficiarse de ella, independientemente de sus creencias.
La ciencia también respalda sus beneficios, demostrando que ayuda a reducir el estrés, mejora la concentración y aumenta el bienestar.
Y, por último, no es necesario meditar en la tradicional posición de loto. Puedes meditar en cualquier posición en la que te sientas cómoda: sentada en una silla, recostada o incluso mientras disfrutas de una caminata por el parque. La meditación es sobre estar presente, sin importar la postura.
¿Cuánto tiempo se debe meditar al día?
Para las personas que están comenzando, no es necesario dedicar horas a la meditación. Con 2 a 5 minutos al día es suficiente para empezar a notar los beneficios. La clave no está en la cantidad de tiempo, sino en la constancia.
Puedes practicar por la mañana para comenzar el día con calma, al mediodía para resetear tu mente o antes de dormir para relajarte y tener un sueño más reparador.
“Lo más importante es hacer de la meditación un hábito, algo que puedas integrar en tu vida diaria,” nos aconseja Haddy. A medida que te sientas más cómoda, puedes aumentar el tiempo gradualmente. Recuerda: no se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo con intención y presencia.
El primer paso: permítete probar
Para quienes dudan en comenzar, la invitación es clara: ¡da el primer paso sin presiones! “La meditación es un acto de valentía y compromiso contigo misma,” dice Haddy. No necesitas ser una experta ni dedicar horas; lo que importa es la disposición para explorar y estar presente. Con el tiempo, descubrirás cómo tu mente se calma, tu corazón se abre y tu bienestar florece de maneras sorprendentes.
Así que, ¿por qué no seguir tu curiosidad y abrir la puerta a la meditación? El viaje hacia tu paz interior comienza con un pequeño respiro.