La historia del tiramisú, uno de los postres más apreciados a nivel mundial, tiene sus raíces en un periodo y lugar muy específicos. Se dice que el tiramisú podría haber nacido en un burdel de Treviso, Italia, en la década de 1960, después de la Segunda Guerra Mundial.
En aquella época, era común que estos establecimientos ofrecieran catering para amenizar la espera de los clientes. Un cocinero en uno de estos burdeles creó una mezcla de huevos, bizcochos y café, pensando que era una combinación energizante.
El nombre “tiramisù,” que significa “levántame,” hace referencia a esta cualidad revitalizante de la mezcla, más que al ánimo de los clientes, que ya llegaban al lugar con la motivación suficiente.
Sin embargo, la historia del tiramisú no termina en los años 60. La prohibición de los burdeles en Italia en 1958 llevó a una disminución en la popularidad del postre, y durante un tiempo, pareció que el tiramisú se perdería en el olvido.
Fue en la década de 1970 cuando Arturo Filippini, propietario de la cadena de restaurantes Toulá, recuperó el tiramisú y lo llevó de vuelta a la vida gastronómica. Desde entonces, el postre no ha hecho más que ganar adeptos en todo el mundo.
Hoy en día, el tiramisú es tan popular que hasta 19 lenguas diferentes lo han incorporado en sus diccionarios oficiales, una prueba de su expansión global. Además, se han presentado diversas reclamaciones sobre la autoría de la receta, siendo Roberto Linguanotto uno de los cocineros que se autodeclara creador de la famosa mezcla.
Esta historia, llena de giros inesperados y personajes notables, subraya cómo un postre con un origen tan peculiar ha llegado a ser una delicia universalmente reconocida y disfrutada.
¿Cómo prepararlo?
Necesitas:
6 yemas de huevo 3 claras de huevo 100 g de azúcar 500 g de queso mascarpone 300 ml de café espresso fuerte, frío
200 g de bizcochos de soletilla (ladyfingers)
50 ml de licor amaretto (opcional)
Cacao en polvo para decorar
Instrucciones:
Prepara la mezcla de mascarpone
En un bol grande, bate las yemas de huevo con el azúcar hasta que la mezcla se vuelva pálida y cremosa. Incorpora el queso mascarpone y mezcla hasta obtener una crema suave y homogénea.
Montar las claras: En otro bol, bate las claras de huevo a punto de nieve hasta que se formen picos firmes. Con cuidado, incorpora las claras montadas a la mezcla de mascarpone, usando una espátula para no perder aire.
Preparar el café
Mezcla el café frío con el licor amaretto si lo estás usando.
Monta el tiramisú
Sumerge los bizcochos de soletilla brevemente en la mezcla de café, asegurándote de que no se empapen demasiado. Coloca una capa de bizcochos en el fondo de un molde rectangular. Cubre con una capa de la mezcla de mascarpone. Repite las capas hasta que se terminen los ingredientes, terminando con una capa de crema.
Refrigerar y servir
Cubre el molde con film transparente y refrigera el tiramisú durante al menos 4 horas, idealmente toda la noche. Antes de servir, espolvorea con cacao en polvo.
Este clásico postre italiano, con su mezcla irresistible de café, mascarpone y bizcochos, sigue siendo una delicia universal, y su fascinante historia añade un toque especial a cada bocado.