Viajes

Provincia de Imbabura, tierra de mujeres emprendedoras

La provincia de Imbabura posee una serie de maravillas que encantan a los turistas que la visitan.

Si has viajado a la provincia de Imbabura, de seguro has de haber escuchado que la llaman la “provincia de los lagos”. Esta característica se le da debido a la gran cantidad de depósitos naturales de agua que la conforman, entre los que destacan Cuicocha, San Pablo, Yaguarcocha y mucho más.

Sin embargo, no todo son lagos. La provincia de Imbabura posee una serie de maravillas que encantan a los turistas que la visitan. Textiles, artesanías, gastronomía y varios atractivos turísticos vuelven especial al primer Geoparque Mundial del Ecuador.

Esta distinción, que permite su reconocimiento a nivel mundial, ha sido ganada a pulso, con el trabajo diario de la Prefectura que busca seguir dando a conocer este paraíso natural a nivel mundial. Así lo resalta Carlos Merizalde, director de Cooperación Internacional y coordinador del Proyecto Geoparque Imbabura, quien comenta que fue en 2015 cuando la Prefectura tomó la decisión de caminar hacia el desarrollo sostenible, con ello, se emprendieron una serie de acciones que buscaron ir más allá y conformar un equipo técnico especializado para tener conocimiento de todo lo que la “provincia azul” ofrece.

Este geoparque tiene un componente principal que es el más importante: la educación. Con ello se enseña a los propios a que tengan conocimiento y desde allí poder dar la apertura al país. Así, Imbabura es el primer geoparque mundial del Ecuador, y uno de los pocos de Sudamérica.

No obstante, siempre debemos recordar que detrás de todo ello siempre existen personas que hacen todo lo necesario para sacar adelante su provincia. Sus historias de trabajo y sacrificio son las que siguen manteniendo las costumbres y tradiciones de su pueblo.

Magaly Masa, la artista de la policromía

Tal es el caso de Magaly Masa Rivadeneira, quien lleva 26 años dedicándose a la policromía en el mágico pueblo de San Antonio de Ibarra. Ella se encarga de darle vida a las diferentes esculturas que se crean en el taller de arte religioso “Casa de Arte”. Allí labora desde hace varios años junto a su esposo Hernán García, hijo de uno de los más grandes escultores que ha tenido la localidad.

En este punto, Magaly cree que es importante que se tome en cuenta a la mujer dentro del ámbito artístico, sobre todo de esta categoría que durante mucho tiempo ha tenido como personaje predominante al hombre. “Desde esta generación hemos sido incluidas las mujeres en el arte, porque por lo general las generaciones anteriores el hombre se dedicaba tanto a la talla como policromada”.

Magaly estudió en el colegio Daniel Reyes y luego fue a Quito a prepararse en Bellas Artes; más tarde se casó con su esposo. A partir de ello se integró al trabajo en el taller en el que ahora ya lleva casi tres décadas. Ella ha visto cómo esta labor se ha transformado y con el tiempo más mujeres la han ejercido, sin embargo cree que las futuras generaciones ya no sientan interés por seguir con el legado.

En esa línea, destaca las características propias de la mujer en cuanto a sus capacidades de detalle y delicadeza al momento de la decoración. “Yo creo que la fuerza que tiene el hombre es lo que le lleva a la escultura y el golpe, y la delicadeza de la mujer al detalle, a tener más precisión. Sin embargo, hay también hombres que decoran de forma hermosa, al igual que mujeres que se dedican a la escultura”.

Ana Gabriela Morocho: “No es correcto vivir en el pasado”

Ana Gabriela Morocho Morales, de 29 años, es graduada de administración hotelera por la Universidad Técnica del Norte, en Ibarra. Hoy, ocupa un cargo gerencial en el AACRI (Asociación agroartesanal de caficultores), en donde se encarga de liderar y sacar adelante la empresa a nivel comercial. Ella es oriunda de Cotacachi, una ciudad que se encuentra a una hora y media de Ia zona de Intag.

Ana Gabriela dice sentirse más motivada porque en la zona en donde labora cada vez más mujeres se involucran en diferentes actividades que antes estaban destinadas para los hombres.

Su motivación ha sido fuerte, y su esfuerzo y dedicación le han permitido de a poco avanzar y poder sobresalir a pesar de que aún la mentalidad de hace algunos años se conserve. “Como mujer pienso que todas podemos cumplir nuestros sueños con esfuerzo y perseverancia. No es correcto vivir en el pasado. Hay que respetar la ideología de nuestros ancestros, pero no por eso nosotras dejamos de ser importantes”.


DATO

Café Río Intag empezó con la fábrica desde 1998, y nació con la esperanza de tener un café propio en la localidad. Inició con 15 personas y ahora son 150 las que cultivan la materia prima, misma que es procesada para luego venderse a nivel nacional e internacional a países como Japón, Francia y Canadá.


Las mujeres de Plaza Gutiérrez

A estas trabajadoras mujeres también se suman las de Plaza Gutiérrez, esta es una parroquia del cantón Cotacachi, en Imbabura. De allí es Justina Maquinche, quien pertenece a la Asociación “Mujer y Medio Ambiente” hace 30 años.

Esta nació en un inicio para componer la situación económica de cada hogar, y con el paso de los años se convirtió en un motivo para mejorar la autoestima.

Como asociación ofrecen una gran variedad de productos innovadores que encantan a propios y extraños. Sin embargo, con la pandemia se vieron afectadas muchas de sus ventas, mismas que antes de la emergencia sanitaria llegaron a darse en países como EE. UU. o Japón.

“Tenemos muchas alfombras, bolsas, figuras de animales y más. Poseemos un local en Plaza Gutierrez donde ofrecemos nuestros productos. En redes sociales nos pueden encontrar como “Artesanías de Cabuya”, o pueden comunicarse al 0988860401 o al convencional 063015716″.

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último