Conocemos la gravedad de la cacería ilegal, el tráfico de marfil y cuernos de rinoceronte. Mientras se lanzan advertencias sobre el equilibrio ecológico en África y se realizan censos para controlar la población de estos animales, el problema es más profundo que lidiar con cazadores que andan a pie por la sabana. Esta actividad está vinculada con otra más fortalecida y peligrosa.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL), en colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), presentan el informe La Crisis del Crimen Medioambiental, presentado en el marco de la primera Asamblea de la ONU sobre el Medio Ambiente, en Nairobi, Kenia.
Los datos que presenta el documento pone en una nueva perspectiva lo que hay detrás de los considerados crímenes ambientales, tales como la tala ilegal de árboles, la caza furtiva, la minería ilícita, el tráfico de especies, marfil, cuernos, carbón, maderas preciosas, entre otras.
De acuerdo con el informe, el comercio ilegal de vida silvestre tiene un valor de hasta $ 213 mil millones de dólares al año, cantidad que está financiando el crimen organizado, incluyendo a los grupos terroristas globales y las milicias. Entre otros datos, destaca lo siguiente:
- El comercio de marfil alcanza alrededor de $400 millones de dólares al año, dinero que termina en las milicias del este, centro y oeste de África.
- Los gobiernos africanos pierden al menos $ 1.9 mil millones de dólares anuales en carbón, mientras grupos criminales ganan $9 mil millones de dólares al año.
- El grupo al-Shabaab gana hasta $68 millones de dólares al año en venta de carbón y tributaciones.
- En el caso de los comerciantes de marfil, se han establecido precios a la alza que ronda entre $165 millones a $199 millones de dólares anuales.
- Por otra parte, el comercio del cuerno de rinoceronte está entre $64 millones a $192 millones de dólares anuales.
En el caso del tráfico de marfil y cuernos de rinoceronte, los traficantes están apostando a la extinción. Según John Scanlon, Secretario General de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), ellos son los que imponen los precios y las alzas en el supuesto de que estas especies se extinga. Tienen almacenado marfil y cuernos, con una cartera de clientes dispuestos a pagar.
La tala ilegal, la gran subestimada
Christian Hellemann, quien dirigió la evaluación por parte de PNUMA, hace énfasis en el comercio ilegal de madera, el cual se ha subestimado por completo. De acuerdo al informe, la tala ilegal significa un comercio anual de hasta $100 mil millones de dólares, cantidad que fortalece a la mafia, a grupos extremistas islámicos y movimientos rebeldes, entro los cuales destaca el Al-Qaeda de Somalia vinculado al grupo terrorista al-Shabaab.
Entre las maderas preciosas que se comercializan ilegalmente en África se encuentran: el palo de rosa, el sándalo y la caoba.
Este tipo de comercio ilegal trae como resultado un efecto domino que comienza con la deforestación, la destrucción de hábitats naturales y falta de protección para los animales. Además, la deforestación está vinculada a otro comercio ilegal, el carbón, la fuente principal de dinero para los grupos terroristas. Según Hellemann,
creemos que la escala de la tala sólo en África sería equivalente, en pocas décadas a partir de ahora, a lo que se ha registrado en el Amazonas, sólo para mantener el comercio de carbón.
En realidad, como lo muestra el informe, se trata de una red compleja que gira entorno al crimen organizado y grupos terroristas, cuando hasta la fecha se ha tratado de detener a cazadores furtivos y delincuentes de “poca monta”. Son grupos cada vez más sofisticados, que representa mayor riesgo por su alcance y poder. Si no hacen frente a este problema, tal cual se presenta, nunca podrán parar el tráfico ilegal y el crimen a la fauna.