En un par de semanas, Brasil será el anfitrión de la mayor fiesta del fútbol: el famoso Mundial FIFA 2014. Para este evento se esperan unos 600 mil visitantes extranjeros, que asistirán en apoyo a su bandera. Por supuesto, no todo será fútbol, ya que después de los partidos, las actividades turísticas cobrarán vida… Y, en Rio de Janeiro, esto significa un problema mayor que implica consecuencias para la salud.
Global Post publicó un artículo titulado Come for the World Cup, swim with the feces — Ven a la Copa Mundial, nada con las heces —, donde expone la situación que se vive esta ciudad con respecto al sistema de agua y el destino de las aguas residuales. La autora revela que en Río sólo el 40% de las aguas residuales reciben tratamiento; el resto se acumula en el sistema de alcantarillado, se mezcla con basura y, por último, llega al mar.
Entonces, ¿es seguro bañarse en las playas de Río de Janeiro? Creo que la respuesta es muy obvia. El Instituto Estadual do Ambiente de Río realiza monitoreo constante de las aguas en distintos puntos. Se ha revelado que en Zona Sul y Lebron — esta última la zona más cara de todo Brasil — la calidad de la playa no es segura para nadar.
Los más afectado son los barrios pobres, las favelas, donde llegan las aguas residuales en bruto, sin tratamiento alguno. Esto representa un importante foco de infección, de donde se contagian con Hepatitis A, enfermedades de la piel y gastrointestinales.
Esta situación es una constante en Río de Janeiro. Durante verano, el calor intensifica el mal olor; durante época de lluvias, la cantidad de desechos que se acumulan provocan inundaciones en estas zonas, contaminando las casas y lo poco que tienen estas familias. Y, ¿qué hace el gobierno? Ser sede de dos eventos deportivos de gran magnitud, en lugar de invertir por una mejora en el sistema de agua y alcantarillado.
En abril de este año, el gobierno anunció un recorte en el presupuesto para los Juegos Olímpicos Río 2016 para limpiar la limpieza de la bahía — de mil millones a unos 51 millones de dólares—, sólo para pagar por botes que recolecten y eco-barreras para detener la basura, no incluye el tratamiento de las aguas residuales.
Por lo pronto, los visitantes extranjeros llegarán a Río de Janeiro, donde el Maracaná recibirá 7 partidos, incluyendo la final. Aún no se conoce el impacto que representará la visita de tanta gente en la ciudad, así que tendremos que esperar por las consecuencias. Afortunadamente el fútbol no requiere entrar al agua, ni las playas… pero ¿qué pasará con Río 2016? Recordemos lo que ocurrió el año pasado en la laguna Rodrigo de Freitas, donde se realizará la prueba de remos.
Quedan sólo dos años para encontrar una solución que, de por sí, el gobierno debería buscar por el bien de sus ciudadanos. Mientras tanto, que siga la fiesta del fútbol.