Ya son 25 años desde que Alaska vivió el peor desastre ecológico en su historia. El 24 de marzo de 1989, el barco petrolero Exxon Valdez, propiedad de ExxonMobil zarpó de la terminal petrolera Valdez con dirección a Long Beach, California. Llevaba a bordo 41 millones de litros de crudo, los cuales derramó en las aguas casi en su totalidad.
Aproximadamente 2.000 kilómetros de costa se vio afectada y con ella miles de especies acuáticas que a la fecha siguen sin reponerse de aquel fatal accidente. El buque derramó el crudo tras encallar gracias a que su capitán, Joseph Hazelwood dejó al mando a dos miembros de la tripulación que no habían descansado lo suficiente y el piloto automático
Un simple descuido bastó para que el barco chocara contra un arrecife liberando el crudo en la bahía. Al provocarse en una zona de difícil acceso y condiciones climáticas extremas, los obstáculos para su limpieza han sido mayores. El derrame puso en peligro a diez millones de pájaros y aves acuáticas migratorias, nutrias, leones de mar, marsopas, ballenas y peces.
Este fue el segundo mayor derrame de petróleo en la historia de Estados Unidos y el número 54 a nivel mundial. Se dice que el capitán estaba alcoholizado mientras la tragedia sucedió, motivo por el cuál no era él quien dirigía las operaciones. El costo de la limpieza del error del capitán fue de 2.000 millones de dólares pero las acciones se interrumpieron en 1992.
Con la falsa idea de que los restos de crudo se dispersaran al cabo de unos años se terminaron las labores y el riesgo tóxico sigue casi igual que cuando el accidente. El daño a la bahía sigue, las organizaciones ecológistas estiman que tan sólo se ha limpiado el 7% del crudo derramado.
Otras fuentes sugieren que ante el desastre, se utilizaron como primer recurso para limpiar dispersantes químicos con un helicóptero con poco éxito. Posteriormente se extrajo el petróleo con bombas y skimmers pero entre crudo y algas terminaron por averiar las máquinas.
Como tercera acción se aisló el hidrocarburo con materiales resistentes al fuego y se ordenó la quema de éste. Con esta acción se redujeron 113.400 litros de petróleo a 1.134. Debido a las malas condiciones climatológicas se dejó de insistir. El descubrimiento de ciertos microorganismos capaces de metabolizar y desintegrar las moléculas de hidrocarburos le evitó a Exxon una multa estratosférica.
A pesar de estas acciones, nadie garantiza que las acciones llevadas a cabo hayan sido efectivas. Las consecuencias del Exxon Valdez siguen afectando la biodiversidad en la zona a un cuarto de siglo de esta tragedia, no hay quien alce la mano para manejar el tema. Parece que ha quedado en el olvido y que no hay un interés por algún día devolver al ecosistema la armonía que se le robó.
Las condiciones gélidas en las costas de Alaska dificultan la disolución del petróleo y que los microorganismos lo absorban. Es probable que la vida en este lugar nunca vuelva a ser la misma y no hay culpables interesados en reparar su error ni autoridades que lo exijan.
Fuente: Desastre del Exxon Valdez (Wikipedia)
El vertido de Exxon Valdez sigue contaminando 25 años después (Ecología Verde)