El tema de Monsanto es más que la paranoia que despiertan los transgénicos. La privatización de la semilla ayuda a validar un modelo de negocio despiadado que empobrece a los agricultores y monopoliza nuestra comida. Ese es el tema al cual nos oponemos todos quienes vemos en la agricultura un sostén biodiverso de cultura e identidad que nace de la nutrición de nuestros pueblos.
Hoy el mercado se ha apoderado incluso de este aspecto tan importante de nuestra vida, homogenizando las producciones del orbe bajo el criterio exportador. Estandarizar la calidad ha significado la pérdida de nuestro patrimonio genético producto de los pesticidas y herbicidas sumado a la semilla transgénica, y eso lejos de ser repudiado, consigue espaldarazos.
Resulta que Monsanto y la agrotóxica Syngenta , la misma gigante de la biotecnología Bayer, han sido promovidos por World Food Prize Foundation para que este 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación reciba un premio por su contribución, lo cual continuará dando motivos para que la academia piense en darle el Premio Nobel de Agricultura.
Los detractores del mundo argumentan que ” las semillas transgénicas refuerzan un modelo de agricultura que socava la sostenibilidad de los agricultores en efectivo a los pobres , que constituyen la mayoría de los hambrientos del mundo … El impacto más dramático de esta dependencia se encuentra en la India, donde 270 mil agricultores, muchos atrapados en la deuda para la compra de semillas y productos químicos , se suicidaron entre 1995 y 2012 ” .
Pero bueno. Si Kissinger ganó el de la Paz y José Piñera se le nombre a veces para el de Economía por la creación de AFP, el macabro sistema de pensiones en Chile, no debería extrañarnos tanto.
Fuente: Monsanto’s winning the World Food Prize?? (Sumofus)