El mayor drama de nosotros los trabajadores, es transportarnos hasta nuestros centros de producción. Largo tiempo de espera de un servicio público saturado y con frecuencias descontinuas. Si tenemos un automóvil, un alza constante del combustible, que además aumenta la polución, nos encarece la vida y la hace más desagradable porque contribuimos al taco en las calles.
Pero como en la mayoría de las cosas, existe una tercera vía que rompe el modelo binario y en esto cabe el uso y ojalá abuso de la bicicleta. Sabemos que es difícil porque muy pocos países de Latinoamérica lo han integrado a su planificación urbana como medio de transporte formal. Ciclovías insuficientes y mal confeccionadas en términos de usabilidad y conexión, que terminan por fracasar, impidiendo la integración del ciclista al modelo de movilidad.
Mikael Colville Andersen, es un danés que ha convertido a la bicicleta en un tema de “estado”. ¡Cómo nos gustaría tener a un activista como él y convertir nuestras ciudades en bicifriendly! como lo es Amsterdam, que es la capital mundial de la bicicleta.
Muchos de nosotros pese a todo, usamos la bicicleta teniendo que enfrentarnos a la disputa por el espacio en las calles, donde la prepotencia del automovilista nos recuerda diariamente el poder de la máquina por sobre la simpleza humana. Pero qué va! Es parte de este cambio que revoluciona y que tiene como motor la fuerza del pedaleo.
Acá verás un microdocumental realizado en Barcelona, Catalonia de Filma-t, que condensa este afán transformador mediante la bicicleta: