Andy Báiz ha sido el experto relator cinematográfico de las miserias colombianas. Lo hizo con ‘Satanás’, de Mario Mendoza, por ejemplo, o con ‘Roa’, donde contó la historia del magnicida de Gaitán. En este año estrenó ‘Pimpinero: sangre y gasolina’, una historia de amor, venganza, fratricidio y esperanza en medio del contexto del contrabando de gasolina entre la Guajira y Venezuela.
Un lugar, por supuesto, desprovisto de la atención del Estado y en donde reina la ley del más fuerte. Y por supuesto, el papel debut de Juanes.
NUEVA MUJER habló con Laura Osma, el director y el cantante sobre esta película.
Laura Osma encarna la resiliencia de las mujeres anónimas como Diana
La actriz, de 25 años, se interesó en las historias de tantas mujeres violentadas como las de El Salvador y que encarna su personaje, Diana, quien busca justicia luego de una tragedia. Estuvo seis meses en un proceso emocional y físico denso para encarnar a una mujer que no le teme a nada.
“Ella es fuerte, pero también vulnerable. Es una persona que representa un montón de cosas. Es la luz de la película. Es la pérdida de la inocencia. Eso representa al ser la única mujer dentro de este mundo de hombres”, le explica a NUEVA MUJER.
Ahora bien, Osma, quien como toda actriz ha recorrido un camino de más espinas que rosas en el entretenimiento, se valió de su personaje para tambien aprender cosas de sí misma: “Creo que es una unión entre Diana y yo. Hay una simbiosis ahí en donde creo que algo que ella me aportó mucho y fue el darme cuenta lo valiente que también soy yo en este mundo, de lo que somos las mujeres en este mundo”, afirma.
" Y desde mi punto de vista como Laura, actriz, y el reconocimiento de esa fragilidad como mujer es algo que dije, se lo voy a dar a ella también. Por otro lado, o soy muy radical en esto de lo masculino y lo femenino, porque yo creo que una mujer para ser fuerte no necesita ser masculina, pero tampoco necesita ser femenina, no hay ningún tipo de etiqueta.Las mujeres somos fuertes porque sí, porque somos”.
“Y creo que entendiendo eso y con la ayuda de todos mis compañeros - que afortunadamente tuve un equipo totalmente masculino pero totalmente sensible- con la ayuda de Andy, que pudimos hacer ese match. También creo que la fuerza que saqué fue eso que atravesamos todas las mujeres, el hecho de decirnos: realmente de no me voy a dejar apagar. Para mí, parte del cuestionamiento que yo me hago ya en mi vida personal es ¿por qué tenemos de sinónimo todo lo que es fuerte, capaz, valiente y arriesgado con lo masculino”, se pregunta.
" ¿Y por qué tenemos todo eso frágil, sensible, emocional, relacionado con lo femenino? Y creo que son cosas, etiquetas que nos han puesto a la sociedad, a nosotros como mujeres, a los hombres como hombres. Y parte de mi pensamiento y mi forma de creer es que ninguna de esas dos existe”, expresó.
Andy Baiz, contando historias oscuras con seres llenos de matices de grises
Al director le gusta el cine que confronta, eso queda claro. Pero su fascinación es escribir personajes que conecten con las personas. Y más con una película que llegó a él al ver una de las tantas ‘caravanas de la muerte’ a toda velocidad en la troncal del Caribe. “La raza humana, los seres humanos somos unos matices grises. Y es bonito poder explorar esos grises, porque nos conectan .Últimamente podemos encontrar similitudes en personas que quizá no pensábamos que teníamos semejanzas”, narró.
“Entonces, explorar esa naturaleza humana siempre ha sido para mí una fascinación específica. Po eso, esta es una película muy coral, con muchísimos personajes diversos que al final conectan y todo tiene un sentido. Fue lindo escribirlos, explorarlos, darle esos matices a través un viaje que te confronta y te sacude, pero con mucha luz y mucha solidaridad y amor al final, porque hay una historia de amor en el centro de la película”, le explica a NUEVA MUJER.
Otro punto que tiene siempre Báiz y que se explora muy bien en Pimpinero es alejarse de esa Colombia turisteable y de folletín. Y así, muestra su propia versión de su belleza. “La Guajira es una región olvidada también, con poca infraestructura. Entonces, hacer esta película allá fue un reto enorme, pero la comunidad wayuu nos abrió sus puertas,nos ayudaron muchísimo. Pero tenía que ser allá, tenía que verse así, tenía que tener esta autenticidad, tenía que tener este realismo y esta belleza”, narró.
Y espero que pueda aportar un poco a la reflexión y al diálogo de las complejidades y los conflictos que suceden en esta tierra. Hay mucho aire de Mad Max, pero queríamos otras referencias distintas. Algo que se sintiera muy colombiano, muy nuestro”, expresa.
Juanes : un debut actoral consciente consciente
El actor interpreta al hermano mayor de la familia central de contrabandistas. Y como todo personaje de Baíz: tiene sus cosas buenas, sus matices y actitudes cuestionables. Y al ser fan del director, todo surgió.
“A través del arte llamamos la atención sobre un tema tan delicado como el que se vive en la frontera, no solamente colombiana con Venezuela por razones políticas, sino también el trata de personas y todos estos temas que son difíciles de tratar. Me llama la atención también cómo Andy explora la oscuridad de los personajes. Con el mío, tuve la oportunidad de trabajar con Carolina Gómez para prepararme. La conocía desde antes y para mí fue un proceso muy psicológico e introspectivo. Revisar cosas de mí para el personaje. Así, ella me enseñó a leer el subtexto del texto también. Así creció mi personaje. Siempre revisaba cómo iba, qué hacía, cómo me vería si trabajara con gasolina todo el día”, explicó.
" Y también usaba la imaginación, como la que uso para hacer canciones. También creo que hay un lado humano en todos los personajes de Andy, y en todos los seres humanos hay luz y oscuridad. Y ese es el límite que cruzamos, hasta dónde podemos llegar. Para mí eso es la enseñanza de la película”, le contó a NUEVA MUJER.