Si aún quedaban escépticos frente al potencial de muerte que tienen los alimentos transgénicos, el estudio e Food and Chemical Toxicology, realizado en Francia, podría comenzar a cambiar las cosas.
Científicos de la Universidad de Caen alimentaron durante dos años a doscientas ratas con raciones normales de maíz transgénico NK603; con maíz transgénico NK603 tratado con el herbicida Roundup y con maíz no modificado genéticamente tratado con Roundup. Ambos productos -el maíz NK603 y el herbicida- son propiedad de la gigante agrotóxica estadounidense Monsanto.
La primera rata macho alimentada con transgénicos muere un año antes que la rata indicador (es decir, que no se alimenta con transgénicos). Los tumores aparecen en los machos hasta 600 días antes (en la piel y los riñones), pero la mayor afectación está dada por congestiones hepáticas, necrosis, nefropatías renales graves, además de los grandes tumores palpables. En el caso de las hembras, (tumores en las glándulas mamarias) aparece una media de 94 días antes en las hembras alimentadas con transgénicos, lo que tuvo una mortalidad femenina 2-3 veces mayor.
Es de esperar que ante la evidencia científica y el gran sacrificio de estos pobres animales, los gobiernos intervengan con una legislación que se encargue de los daños a la salud que los alimentos genéticamente modificados y resistentes a la toxicidad de muchos pesticidas causarían en los humanos.
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Fuente: Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize (Science Direct)