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De un inmenso basurero nació el hermoso parque

Niños, adolescente y adultos de esa comunidad de pescadores, en un acto de fe, en creer que siempre hay esperanza a un mundo mejor, asumieron el reto de transformar un basurero que los avergonzaba en un parque natural que hoy les levanta el estima.

Como la antigua historia del ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas.

Nos referimos al Ave Fénix, quien alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de supervivencia en el Más allá, pues el Fénix muere para renacer con toda su gloria. Algo así, quizás menos mitológico, ocurrió en lo que hoy llamamos el Parque “Tierra de sueños”, espacio protegido por la comunidad de Capitán Chico, la cual forma parte del pueblo de Santa Rosa de Agua, en el Occidente de Venezuela.

De un inmenso basurero, producto de añejadas capas de basura que años tras años se habían depositado buscando sigilosamente asfixiar al último pulmón verde que le queda a la Ciudad de Maracaibo, lugar donde también provocaban permanentes incendios para tratar de disminuir lo fétido de tantos desechos sólidos y acabar también con ese “monte” que llaman manglares.

De esas cenizas, nace precisamente el más esplendoroso parque que hoy se conozca en la región. Con casi un metro de basura como alfombra era difícil pensar que debajo de esa piel de desechos saldrían las blancas arenas y los esplendorosos senderos de interpretación que contagian a los caminantes.

La zaga se inició hace alrededor de un año y en sus primeros 30 metros de lo que es hoy su entrada principal, se sacaron las primeras 200 toneladas de basura y aun los operativos de limpieza y recolección no han cesado, para recuperar definitivamente esa área. Se estima que en un par de años la basura alojada en esos espacios solo será un vago recuerdo.

Niños, adolescente y adultos de esa comunidad de pescadores, en un acto de fe, en creer que siempre hay esperanza a un mundo mejor, asumieron el reto de transformar un basurero que los avergonzaba en un parque natural que hoy les levanta el estima.

Ahora dicen con orgullo: nosotros vivimos en Capitán Chico… donde está el Parque “Tierra de Sueños”.

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