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Brasil aprueba construcción de gigantesca represa en el Amazonas

Otro caso de "progreso" versus naturaleza.

Probablemente si Marina Silva hubiese ganado las elecciones de Brasil hace unos cuantos meses atrás, hoy no estaríamos informándoles de este triste suceso que se está llevando a cabo en pleno Amazonas brasileño donde viven varias tribus indígenas que serán desplazadas en pos del “progreso”.

Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, aprobó la construcción de la tercera central hidroeléctrica más grande del mundo en pleno Amazonas. La foto que ilustra este artículo, dio la vuelta al mundo ayer por su honestidad: El jefe Raoni llora desconsolado luego de saber que su presidenta ha aprobado el inicio de la construcción de la represa hidroeléctrica de Belo Monte.

Ni las miles de cartas y correos electrónicos ni tampoco las 600 mil firmas dirigidas hacia ella pesaron a la hora de tomar la determinación. Para su construcción, se inundarán 400 mil hectáreas de bosque (una superficie más grande incluso que el mismísimo canal de Panamá). Frente a esto, miles de poblaciones indígenas que habitan en la zona serán expulsados.

A principios de semana ya les contamos lo que había pasado con los indígenas chilenos luego de la represa de Ralco. Ahora multiplique ese efecto por más de mil. Ese es el resultado de lo que “hará por el país” hidroeléctrica de Belo Monte.

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