Esto pasó más o menos así: el Gobierno tapatío, en Zapopan, al norte de Guadalajara, prometió a los ciudadanos la construcción de una ciclovía por avenida Santa Margarita, enmarcada en todo un Plan Maestro de Movilidad Urbana No Motorizada. Se decidió hacer la ciclovía por esa calle pues es una de las más usadas por los ciclistas de la ciudad, pero pasaron los meses y no se percibía ningún avance, ninguna línea, ningún letrero.
Entonces, para el ciclista común, quedaban varias posibilidades. Una, seguramente la más simple, era seguir pedaleando por ahí y esperar que la ciclovía llegue en algún momento. Otra, no tan simple, era molestarse mucho con el gobierno y organizar alguna manifestación, exigiendo que se construya la bendita ciclovía y tal vez incluso cortar una calle o lanzar unas piedras.
Otra opción, mucho más difícil y por lo tanto mucho más necesaria, es construir la ciclovía tú mismo. Eso hizo un grupo de académicos y estudiantes del Instituto Tecnológico de Monterey. Juntaron 12 mil pesos mexicanos -unos mil dólares o 700 euros-, y salieron a la calle con brochas carteles y letreros. Literalmente se tomaron la avenida y pintaron la pista. 5 kilómetros de ciclovía completamente autogestionada.
“¿Están organizando una carrera?”, les preguntaron mientras instalaban carteles. “No. Estamos instalando una ciclovía”.
Pese a que la construcción de esta ciclovía es, para la justicia, un acto de vandalismo (detuvieron el tránsito sin permiso, pintaron el pavimento sin autorización), la Secretaría de Vialidad y Transporte de Jalisco declaró que este ciclovía se respetará de forma oficial, y que incluso se instalará más señalética.
Todo lo que se conoce como el Urbanismo desde Abajo y las ciclovías ciudadanas, sirven para hacer de las ciudades postcoloniales mejores lugares, espacios más limpios, vidas más sanas. Ciudad para Todos es uno de los grupos que participó. Y aquí abajo está el video que grabaron mientras hacían la ciclovía:
