Aunque Lady Di estaba rodeada de lujos y el cariño de sus seguidores al cerrar las puertas de su habitación se encontraba sumergida en la soledad y la depresión que le causó su matrimonio con el ahora Rey Carlos III, quien se casó con ella sin estar enamorado, situación que lo llevó a ser infiel en varias oportunidades.
Con apenas 20 años se casó con un hombre que amaba a otra mujer y que había sido obligado a llegar al altar con ella, pero no pudo darse cuenta de dicha situación, sino hasta verse envuelta en un matrimonio fallido que la llevó a enfrentar distintos trastornos como la depresión y la bulimia nerviosa.
Todos sus problemas tenían el nombre de una mujer: Camila Parker, la mujer que se convirtió en la reina consorte, no sin antes que ella viviera un infierno por los desplantes de su esposo.
Los intentos de suicidio de Lady Di
Fue Andrew Morton, quien estaba escribiendo una biografía sobre ella, a quien Lady Di contacto para contar el oscuro momento que atravesaba producto de su relación y a quien confesó que fueron al menos cinco intentos de suicido los que tuvo debido a la indiferencia de su marido.
La poca atención que este le prestaba la llevó a una profunda depresión, y con apenas una semana de haberse comprometido empezaron sus problemas alimenticios.
“La bulimia empezó la semana que nos comprometimos. Mi esposo puso su mano en mi cintura y dijo: ‘Un poco rellenita, ¿no?. No pensé que era lo suficientemente buena para su familia, así que me desquité conmigo. Me lastimé a mí en vez de lastimar a ustedes”, contó Diana.
Encerrada en un laberinto sin salida a los cinco meses de casarse y en medio de su primer embarazo se lanzó por las escaleras de Balmoral.
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“En el fondo, yo sabía que no iba a perder al bebé, porque cuando me tiré, cuidé mi vientre con las manos. Pero a Carlos no le importó nada y se fue a cabalgar. Volvió horas más tarde y estuvo indiferente, absolutamente indiferente”, dijo.
Cinco años después, enfrentando la misma indiferencia de su marido tomó un cuchillo y se lo clavó en el pecho y las piernas.
“Necesitaba descansar y que me cuidaran, que me mimaran un poco. Necesitaba que entendiera mi calvario y todo lo que estaba sufriendo. No soy una malcriada, fueron desesperados intentos de pedidos de ayuda”, le contó a Morton.
Las infidelidades y desprecios de su esposo la llevaron a tener un largo romance con el comandante James Hewitt de 1986 a 1991, y una breve aventura en 1989 con su viejo amigo, James Gilbey.