El actor argentino Julián Gil ya tiene más de 4 años sin ver a su hijo Matías Gregorio, fruto de la relación con la actriz venezolana Marjorie De Sousa, esto pese a tener diversas obligaciones decretadas por las autoridades mexicanas, donde nació el pequeño.
Para Gil estar lejos de su hijo es un dolor tan profundo que su recuerdo lo hace llorar, además de sentirse atado de píes y manos por no lograr acuerdos que le permitan estar a su lado.
“No me queda de otra. No hay más recursos. Si estoy más en paz porque entendí que era la manera, pero recursos ya no queda ninguno”, reveló Gil a los medios de comunicación, reseñó People.
“Me han visto llorando y me han bulleado por llorar. Hay momentos en que lloró, todavía hay momentos en que lloro, que sigo sin entender”, agregó.
El origen de la batalla legal
Según la versión de Gil, Marjorie inició la batalla legal tras él solicitarle que la madre de la actriz, por sus problemas con el alcohol, no viviera en la casa con ellos y el bebé.
“Me siento con ella y le digo: ‘yo no puedo estar viviendo aquí con tu mamá, yo amo a Mati, yo te quiero mucho a ti, yo estoy dispuesto a sacar adelante esta relación, pero yo no tengo por qué someterme a esto”, recordó Julián Gil en entrevista al programa de Youtube de Yordi Rosado el pasado mes de mayo.
“Te voy a dar tres opciones: una es que yo me vaya a mi casa hasta que tu soluciones tus problemas con tu mamá; dos, si tú quieres, le alquilo una casa a dos cuadras y yo me quedo aquí, y tres, mandamos a tu mamá otra vez con tu hermano’. Y me dice: ‘no, mi mamá no se va de esta casa, tú tienes dos opciones, o te quedas o te vas’”.
El diario para Matías
El presentador del reality show ¡Siéntese quién pueda!, dice estar desconcertado por la actitud de la actriz venezolana, quien evita que él tenga acercamiento con el niño porque las determinaciones legales al respecto han concluido.
“Mientras más pasa el tiempo, sigo sin entender porque como he dicho en más de una ocasión, el tema judicial no existe”, advirtió.
“Antes una de las excusas, porque había muchas excusas, era que, si el niño estaba enfermo, la nana; la excusa más contundente, al final, era que el juez tomaba la decisión de dónde, cómo y cuándo podía ver al niño. Al no haber un caso judicial, un juez intermedio, entonces la única decisión y la última palabra la tiene la mamá”, contó.
El artista dice que ante esta situación solo le queda esperar que el tiempo pase y mientras ha tomado sus previsiones para en algún momento reencontrarse con su hijo y explicarle su verdad. “El mío [mi caso] además de ser diferente, es absurdo y eso tiene un ingrediente muy diferente y especial”.
“Hay un diario, no solamente escrito, sino visual, que estoy haciendo. Hoy en día andan borrando publicaciones de redes, pero todas esas publicaciones las tenemos guardadas. No porque las borren de YouTube o de Instagram ya nadie las va a ver”, dijo Gil.
Agregó: “Hay un archivo pesadísimo de entrevistas, acciones, imágenes y cosas que se hicieron que yo tengo y que, en su momento, se las pienso enseñar a mi hijo”.