Cuando se estrenó en 1997, Titanic no solo nos presentó a Rose DeWitt Bukater y Jack Dawson, una de las parejas del cine más memorables de la historia, sino también un objeto único: el icónico “Corazón del mar”.
En el filme de James Cameron, inspirado en los relatos del naufragio del RMS Titanic en 1912, Cal Hockley regala a su prometida Rose esta lujosa prenda de 46 quilates y menciona que perteneció a Luis XVI.
Dentro de la cinta, se explica que el colgante del collar en forma de corazón se trata de un raro diamante azul profundo –uno de los más extraños y caros que existen–rodeado de otros de menor tamaño incoloros.
A lo largo de la trama, la pieza de orfebrería es como un personaje más y protagonista de muchos eventos en el romance de Jack y Rose que lo convirtieron en uno de los símbolos más representativos de la cinta.
De hecho, la costosa prenda pone en marcha la película puesto que es la expedición de Brock Lovett para encontrar la fascinante joya lo que trae a Rose a compartir sus vivencias a bordo del barco condenado.
Como sabemos, el romance de Rose y Jack es ficticio, pero muchos elementos de Titanic están basados en personas, hechos y objetos reales. Y, precisamente, el “Corazón del mar” es uno de estos.
La historia real detrás del collar que inspiró el “Corazón del mar” de Titanic
Aunque el “Corazón del mar” no existe, el collar de Rose estaría basado en dos joyas reales con historias fascinantes que dan otro significado al filme protagonizado por Kate Winslet y Leonardo DiCaprio.
Se dice que la principal inspiración de los creadores de la cinta para elaborar esta pieza única de joyería el llamado diamante Hope, un espectacular diamante azul de más de 45 quilates que se dice está maldito.
La joya ganó su mala fama a inicios del siglo XX luego de que medios como Washington Post publicaran reportajes sobre las tragedias que sufrieron muchas de las personas que lo poseyeron o lo usaron.
Según la leyenda, todo se remonta a los orígenes del diamante. Y es que, de acuerdo a varios informes, presuntamente fue robado de un santuario dedicado a la diosa Sītā en la India.
“Brillaba en la frente de un ídolo de un templo indio, hasta que un sacerdote hindú ladrón la arrancó impíamente, cuyo castigo por este acto profano fue una muerte lenta y agonizante...”, escribió Karl Shuker, en el libro The Unexplained sobre el origen de la llamada “piedra maldita”.
“Aparentemente fue desenterrado en las minas de Golconda por el río Kistna en el suroeste de la India, e hizo su debut europeo en 1642, cuando fue comprado por un comerciante francés”, continúa. El escritor se refiere a Jean-Baptiste Tavernier, un viajero galo que vendió el diamante al rey Luis XIV por una alta suma.
Lamentablemente, Tavernier tuvo un fatídico final. De acuerdo a un extracto del libro citado, publicado en LiveScience, el mercante “fue mutilado hasta la muerte por una jauría de perros salvajes”.
El diamante, por su parte, perteneció a la familia real francesa hasta que lo robaron en plena Revolución Francesa en 1792. Los reyes Luis XVI y María Antonieta, quienes murieron decapitados, son citados como víctimas de la maldición.
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Luego, la joya estuvo perdida durante dos décadas hasta que reapareció en Londres. En 1839, fue comprada por Henry Thomas Hope. A partir de entonces, el diamante empezó a llamarse diamante Hope. Después de su muerte, pasó a manos de varios propietarios, entre ellos, el joyero Pierre Cartier.
Cartier le dio un nuevo montaje (el mismo que tiene hoy) enmarcando el diamante Hope con 16 diamantes incoloros y sazonó la historia de la maldición para vendérselo a la socialite Evalyn Walsh McLean en 1911.
Tras su fallecimiento en 1947 –luego de vivir varios infortunios–, el diamante pasó a sus nietos como parte de su colección de joyas. En su testamento, estipuló que la heredarían luego de que el mayor cumpliera 25.
No obstante, un par de años después de su muerte, un tribunal ordenó la venta de su colección para cancelar las deudas y reclamos de su patrimonio. El diamante Hope y el resto de sus preseas fueron adquiridas por el joyero Harry Winston en 1949.
Luego de exhibirlo en varios espacios durante años, el comerciante decidió donar el diamante azul al Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana en 1958. Desde entonces, se exhibe en este lugar en donde personas ahora van a echarle un vistazo a la impresionante joya.
¿Cómo la presunta maldición del diamante Hope afecta a la trama de Titanic?
Debido a que el collar de Rose en Titanic estaría basado en uno que supuestamente está maldito, existe la posibilidad de que en el mundo de la película también exista dicha maldición.
Aunque no se haga referencia a ella a lo largo de las más de tres horas de la cinta, si lo pensamos, al final Rose pierde al amor de su vida luego de recibir el collar.
Mientras, según menciona el personaje de Winslet, su exprometido sobrevive al hundimiento, pero cae en quiebra y se suicida luego de la Gran Depresión en 1929.
Por supuesto, se trata de especulaciones, pero recordemos que Cameron cuidó cada detalle con minuciosidad al crear este largometraje y cuesta creer la musa para el “Corazón del mar” fuera azarosa.
Cabe destacar que el collar que aparece en el filme no fue elaborado con diamantes sino con circonitas y oro blanco por la joyería Asprey & Garrard en Londres, Inglaterra.
El collar de diamantes real a bordo del Titanic, otra supuesta musa
Asimismo, se dice que existe otra inspiración para el “Corazón del mar”. Se trata un collar de diamantes y zafiros que poseía una de las pasajeras del Titanic: Kate Florence Phillips.
De acuerdo a la BBC, la mujer recibió la prenda como regalo de su amante, un empresario casado llamado Henry Samuel Morley, con quien viajaba en el transatlántico.
La pareja se había embarcado para comenzar una nueva vida juntos en Estados Unidos. Cuando la nave comenzó a hundirse, Kate logró entrar en uno de los botes y se salvó.
Aquella madrugada, tenía puesto el collar por lo que lo conservó. Su amante, sin embargo, no sabía nadar y murió en el Atlántico Norte. Al llegar a Norteamérica, la mujer descubrió que estaba embarazada.
Por otro lado, hay quienes aseguran que esta trágica historia fue la inspiración de Cameron para escribir la cinta de 1997.
“Este colgante es del Titanic y fue la inspiración de James Cameron para escribir la historia de amor que incluyó en su película con Kate Winslet”, afirmó al medio David Scott-Beddard de Nomadic Trust.