Las madrastras generalmente son consideradas como malas, y muchas veces los hijos de la pareja no les dan la oportunidad de conocerlas ni darles su amor.
Y es que en realidad no son unas villanas, y, por el contrario, siempre tratan de ganarse el amor de los hijos de esa persona que aman, teniendo un trabajo muy difícil.
Sin embargo, en algunos casos es más sencillo, y pueden llegar a tener un gran impacto en la vida de esos pequeños, como es el caso de Salma Hayek y la hija de su esposo, Mathilde Pinault.
Y es que Salma llegó a su vida cuando era solo una niña, de menos de 10 años, pero tuvo una gran conexión con la actriz y actualmente tienen una relación maravillosa y ejemplar.
La actriz constantemente publica fotos con Mathilde, demostrando lo bien que se llevan, y que realmente la quiere como a una hija, y la trata igual como a su hija Valentina.
Hijastra de Salma Hayek habla de su relación con la actriz
Durante una reciente entrevista a la revista Vanity Fair, Mathilde dio más detalles sobre su relación con la famosa actriz mexicana.
La joven habló del gran impacto que Salma ha tenido en su vida, y que el amor y las lecciones de vida que le ha dado es más importante para ella que todo el dinero del mundo.
“Tuve una infancia privilegiada. Pero no confundas lo que una familia puede ofrecerte con lo que una familia posee. La riqueza más importante que me han transmitido mi padre, mi madre, mis hermanos y también la nueva esposa de mi padre, Salma Hayek, es la apertura mental, una lección fundamental de curiosidad por la vida. Cada uno de ellos ha sido importantísimo”, dijo la joven de 21 años.
Mathilde dejó claro que ama a su madrastra, y se siente feliz de tenerla en su vida.
“A Salma le debo una gran enseñanza, es una diva, tiene una vida complicada, pero me enseñó lo importante que es saber simplificar las dudas y los miedos, redimensionándolos a la sencillez de la vida cotidiana”, explicó.
Salma se ha convertido en su mejor amiga, esa a quien puede llamar cuando tiene problemas para que le de los mejores consejos, y hablan muy seguido.
“La llamo a menudo, y cuando algo no funciona, tiene el poder de quitarles hierro a las dificultades para convertirlas en obstáculos que hay que afrontar poco a poco”, dijo Mathilde, evidenciando que las madrastras son buenas.