Carlos Rivera es uno de los artistas mexicanos más importantes del momento. Ha lanzado al mercado cuatro discos musicales exitosos, también interpretó la canción Recuérdame para la famosa película Coco y también ha participado en diversas telenovelas y obras musicales.
Pero la vida privada de Carlos Rivera siempre ha permanecido así, privada. En el plano amoroso siempre ha cuidado cada detalle que comparte a la luz pública.
Actualmente mantiene una relación con la conductora de televisión Cynthia Rodríguez, con la que se lleva de maravilla aunque no publiquen ni una solo foto juntos en redes sociales.
“Cuando dos personas se aman (…) Lo cuidas, porque así como hay quienes les puede dar mucho gusto tu felicidad, hay personas que no. Carlos y yo decidimos juntos que íbamos a cuidarlo mucho”, expresó en una entrevista al diario El Universal.
A pesar de los planes de boda a futuro que tiene la pareja, el primer gran amor de Carlos Rivera fue otro y data de su participación en La Academia, en 2004.
Se trata de Hiromi Hayakawa, una de sus compañeras del reality musical que transmitió TV Azteca.
Durante su convivencia en el show el amor nació, siendo uno de los puntos focales del programa.
Lamentablemente, falleció de manera repentina. El 27 de septiembre de 2017 reportaron su muerte mientras daba a luz a su hija, que procreó con su esposo Fernando Santana. Descubrieron que la niña había muerto en el vientre un día antes del parto, hecho que ocasionó una hemorragia interna que apagó la vida de la cantante mexicana de origen japonés.
Esta noticia devastó hace un año a Carlos Rivera, quien le dedicó un tierno mensaje de despedida a Hiromi.
“Dicen que el primer gran amor nunca se olvida, por ello yo jamás podré olvidarte… y como dice la canción que te escribí por aquellos tiempos ‘en recuerdos dejaré todo lo nuestro’”, escribió Carlos Rivera en un post de Facebook.
En el mismo mensaje, describió cómo fue esa primera vez que la vio al inicio del reality La Academia. “Inolvidable aquel día que entraste al foro de los Estudios Churubusco; apenas ensayábamos para lo que sería nuestro primer concierto de La Academia, te habían cortado tu cabello largo hasta los hombros. Eras como una muñequita. Mi corazón aún adolescente se congeló por tu belleza única. Después descubriría también la belleza de tu alma”.