A sus 24 años, Valentina Jijón es una joven graduada de la carrera de diseño gráfico y fotografía que se ha convertido en aspirante a la corona de Reina San Francisco de Quito. En una entrevista con Nueva Mujer, nos comentó que este ha sido su sueño desde niña.
Esta aspiración no solo está vinculada a la belleza o el reconocimiento, sino a su profundo deseo de hacer un cambio real en su comunidad, especialmente con los niños.
Valentina se lanzó como candidata con una misión clara: llevar a cabo su proyecto “Crianza Consciente, Futuro Brillante”. Este proyecto está enfocado en la crianza de niños de cero a cinco años y en el acompañamiento a las familias, buscando promover una educación que incluya no solo la enseñanza formal, sino también valores y prácticas basadas en el amor, el respeto y la conciencia familiar.
En sus propias palabras, Valentina cree firmemente que “la educación formal es una herramienta muy importante, pero no es suficiente por sí sola”. Para ella, las bases familiares y el acompañamiento en casa son fundamentales para que los niños crezcan de manera saludable.
Por ello, su proyecto está diseñado para ofrecer talleres y actividades en los que padres y madres de familia aprendan y crezcan junto a sus hijos, con el objetivo de fomentar un ambiente de crianza consciente que beneficie a ambas partes.
La joven vive en Cumbayá y se siente profundamente conectada con su comunidad y su entorno. “Me encanta la zona, tiene una gran riqueza cultural y tradiciones que me motivan a involucrarme más. Los fines de semana me gusta ayudar a las personas y contribuir con iniciativas de reciclaje, porque creo que todo está interconectado”, comenta Valentina, quien también destaca la importancia de trabajar en conjunto para cuidar tanto a las personas como al medio ambiente.
Además de su trabajo social, Valentina disfruta de los lugares emblemáticos de Quito, como el Parque Metropolitano, el teleférico y el Centro Histórico. “Quito tiene una gran diversidad de lugares para disfrutar y practicar deporte. Me encanta ir a escalar el Rucu Pichincha, un lugar que, además de ser un reto físico, me conecta con la naturaleza”, agrega.
Y cuando se trata de comida, Valentina no puede resistirse al locro quiteño, las empanadas de viento con azúcar, y por supuesto, el clásico hornado.
A través de su participación en el certamen, Valentina tiene un mensaje claro para la comunidad: “Nunca se rindan, luchen por sus sueños. A pesar de los desafíos, siempre estamos unidos y podemos lograr lo que nos proponemos. Yo estoy aquí para ejecutar mi proyecto, para dar lo mejor de mí y para ayudar a quien lo necesite, siempre con una sonrisa y los brazos abiertos”.
Valentina Jijón se presenta como una verdadera líder con un compromiso social genuino. Su visión de transformar la crianza y la educación en su comunidad es un ejemplo de cómo el amor y la conciencia pueden cambiar el futuro.