A sus 26 años, Wendy Román Dávalos ya tiene un recorrido impresionante en el mundo de la comunicación organizacional y las relaciones públicas. Con una formación académica que incluye un posgrado en alta dirección de empresas y una especialización en marketing y gestión comercial, Wendy es una joven decidida, con un propósito claro: hacer de Quito un lugar mejor para todos, especialmente para aquellos que han sido olvidados por la sociedad.
Desde muy pequeña, Wendy sintió el impulso de contribuir a su comunidad. Creció admirando el trabajo de la Fundación Reina de Quito y siempre soñó con poder ser parte de algo más grande, algo que realmente pudiera cambiar la vida de las personas.
Fue entonces cuando encontró su causa: los recicladores de Quito, una comunidad que lucha por sobrevivir, pero que enfrenta desafíos enormes.
“Soy una mujer de mucha fe”
Su proyecto, “Grandes sueños en acción”, está enfocado en mejorar la calidad de vida de los recicladores, especialmente de aquellos que trabajan en la estación de transferencia norte, un lugar que alberga a 257 familias que han vivido de este oficio durante generaciones.
Wendy identifica tres problemáticas principales que afectan a estos trabajadores: la contaminación, la salud y la falta de esperanza.
La basura, al descomponerse, produce lixiviados, sustancias tóxicas que afectan tanto al medio ambiente como a la salud de quienes están en contacto directo con ella. Por otro lado, los recicladores, en su mayoría, ganan entre $80 y $120 mensuales, un sueldo que apenas cubre sus necesidades básicas.
Pero lo que más impacta a la candidata es la falta de esperanza que sienten estos trabajadores, pues muchos de ellos creen que no hay forma de mejorar su futuro.
Es por eso que Wendy se propone cambiar esta realidad. La aspirante propone una campaña educomunicacional para enseñar a los recicladores sobre la importancia de un reciclaje responsable, pero también para equiparlos con los implementos necesarios para proteger su salud.
Además, Wendy busca empoderar a los recicladores a través de talleres de salud mental, ayudándoles a superar los efectos emocionales que produce trabajar en un basurero, donde se sienten olvidados y aislados de la sociedad.
Para ella, es crucial ofrecerles un espacio donde puedan recuperar su autoestima y esperanza, y comprender que sí pueden aspirar a un futuro mejor para ellos y sus hijos.
Finalmente, el proyecto de Wendy también busca fomentar el emprendimiento. La idea es aprovechar los materiales reciclados, como plástico y vidrio, para generar productos que mejoren la economía de estas familias.
Al empoderar a los recicladores con las herramientas necesarias, Wendy está construyendo un camino hacia una vida más digna.
¿Qué te motiva a realizar este proyecto?
Ella asegura que su visión está marcada por la convicción de que las cosas buenas pueden suceder si realmente se cree en ellas.
Desde pequeña, su abuela Wendy fue una de las primeras en enseñarle sobre la importancia del reciclaje, una tradición que ella sigue con mucho orgullo en su hogar, en el barrio del Inca, al norte de la capital.
A pesar de vivir en un entorno donde la cultura del reciclaje es común, Wendy sabe que su tarea es mucho más grande.
Su lugar favorito en Quito es el centro histórico, donde nació y creció hasta los 10 años. Ahí, además de disfrutar de los encantos del casco colonial, Wendy se deleita con una buena espumilla y un locro quiteño, sus dos favoritos que la conectan con sus raíces.
Para Wendy, la solidaridad es fundamental. Por eso, invita a los quiteños a mirar más allá de sus propios intereses y ver las realidades que enfrentan otros habitantes de la ciudad. “Es importante ser parte del cambio. Todos podemos ayudar a los demás”, dice con convicción.
A través de su proyecto, Wendy Román Dávalos está demostrando que los sueños grandes no solo son posibles, sino que son alcanzables, cuando se tienen las herramientas adecuadas y el apoyo de una comunidad dispuesta a transformar la realidad.