¿Peleó con Dios? Daniela Álvarez relató cómo fueron sus días después de amputarle la pierna

La exreina de belleza y presentadora recordó cómo fueron esos momentos de cambio radical en su vida.

El 2020 fue un año que marcó la vida de Daniela Álvarez. La exreina de belleza y presentadora enfrentó uno de los desafíos más grandes de su vida cuando, tras una complicación médica durante una cirugía para extirpar una masa en su abdomen, sufrió una isquemia que resultó en la amputación de su pierna izquierda. Este episodio, que inicialmente le impidió continuar con sus pasiones como el modelaje y el baile, fue un golpe muy duro para la modelo, pero ella decidió enfrentar la situación con gran fortaleza.

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A través de sus redes sociales, Daniela compartió con sus seguidores cómo ha sido su proceso de recuperación y adaptación. Pese a la amputación, ella ha demostrado una increíble resiliencia y ha utilizado una prótesis para retomar muchas de sus actividades cotidianas. Además, su experiencia se ha convertido en fuente de inspiración para muchos, especialmente para aquellos que atraviesan situaciones similares. Daniela no solo ha contado su historia, sino que también ha apoyado a otros con donaciones de prótesis, mostrando su deseo de ayudar a quienes lo necesitan.

En una reciente entrevista, Daniela fue cuestionada sobre su relación con Dios tras este suceso. Ante la pregunta de si alguna vez se sintió enojada o resentida con Dios por lo sucedido, su respuesta fue clara y emotiva: “Jamás, jamás”. La modelo relató un momento difícil que vivió al llegar a su casa después de la amputación, donde en medio de lágrimas y dolor, solo le pidió a Dios que le ayudara a aceptar y superar la situación. “Le pedí a Dios que me ayudara a resistir, a entender y a aceptar”, afirmó, dejando en claro que su fe nunca flaqueó, sino que se fortaleció.

Daniela Álvarez mostró que incluso en los momentos más oscuros, es posible encontrar la fuerza para seguir adelante y transformar la adversidad en una oportunidad para ayudar a otros. “Solamente le pedí ayuda a Dios, nunca le dije ni por qué, ni me resentí con Dios, ni nada, al contrario, mi plegaria siempre fue ayúdame”.

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