Colombia

Opinión: con el feminicidio de la niña Michel Dayana, muchos recuerdan a Yuliana Samboní

Y también repiten los mismos patrones: niñas de comunidades, en condición de vulnerabilidad y con vidas segadas de maneras innombrables. ¿Hasta cuándo?

En Colombia ninguna mujer está segura, pero mucho menos las niñas que viven en comunidades como la afro o la indígena. El feminicidio de la joven Michel Dayana, de 15 años, recuerda para muchos el de otra niña inocente que dejó, como en este caso, vidas destrozadas: el de la niña indígena Yuliana Samboní, que con siete años, fue violada y asesinada por Rafael Uribe Noguera.

Michel jamás volvió a donde sus padres en el Día de Velitas. Solo iba por comestibles, para encontrarse con el hombre que le quitaría la vida y que por demás, ya tenía un antecedente de abuso sexual en Ibagué. En el caso de Yuliana, esta fue raptada por Uribe Noguera, quien la introdujo en una camioneta y luego al apartamento donde posteriormente acabó con su vida.

Así, tanto hace siete años como ahora, el país está revuelto en ira, dolor y tristeza. Hay quienes se atreven a decir que las marchas feministas no sirven de nada, que ser feminista menos, porque el feminicidio no existe. Pero, ¿cuántos hombres son asesinados por simplemente cruzar la calle y que no sea en un acto de robo o ajuste de cuentas?

Debido a la presión en ambos casos, la justicia actuó con premura. Esto, para una tasa que según el Observatorio de Feminicidios Colombia, ronda en el 90%. Ahora se busca al feminicida de Michel Dayana, que si bien dista del contexto y el background de Rafael Uribe Noguera, ya tenía antecedentes y la gente fue a reclamar a su lugar de trabajo.

En el caso de Uribe Noguera, contaba que era de una familia con poder y contactos en Bogotá. Sus dos hermanos fueron juzgados y exonerados de encubrimiento. Y poco importó que se relacionaran con el poder político y económico, o que su estrato le diera impunidad: el país clamaba por justicia.

Lo peor de ambos casos: las familias que dejan las víctimas

La madre de Yuliana, Nelly, quedó destrozada, al igual que su padre Jubencio. De todo lo que les prometió el Gobierno en aquel entonces, casi todo quedó en nada. El Ministerio de Agricultura apenas les dejó lo justo para sembrar y susbistir. En el caso de Michel Dayana, su padre, Genaro, tuvo que hallar a su hija, luego de que lo último que le dijera fue: “No me demoro”.

Por supuesto, se espera que haya una reparación. Que esta vez haya algo que igual no borrará nunca lo que se hizo. Y que haya justicia. Pero, ¿hasta cuándo tiene que seguir pasando esto?

Ahora, si usted o alguna mujer de su entorno es víctima de violencia psicológica, física, económica o sexual, puede comunicarse con la línea nacional 155.

Igualmente,, puede denunciar en las líneas de la Fiscalía General de la Nación en el número a nivel nacional 018000919748, desde su teléfono celular marcando el 122 o en Bogotá en el 601 5702000.

En caso de estar en Bogotá, puede llamar a la línea púrpura de la Secretaría de la Mujer, 018000112137.

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