Carla Barra, la hermana mayor de Antonia, la joven que fue violada y posteriormente se quitó la vida, compartió un íntimo y desgarrador relato en su cuenta de Facebook tras la audiencia de formalización de Martín Pradenas, quien quedó con arresto domiciliario y no con prisión preventiva como se pedía, causando la indignación de cientos de personas en todo el país.
«Ayer fue un día tenso e intenso. Nuestro día comenzó antes que sonaran las alarmas, tomamos desayuno todos juntos. Se venía un gran día. Siempre tranquilos, con mucha fe», comenzó relatando y agradeció el trabajo de los abogados que han estado colaborando con su familia.
«A medida que pasaban las horas y luego finalmente tener que llegar a la instancia de escuchar a la defensa. A esa altura podría haberme puesto audífonos y simplemente no escuchar tan deplorable defensa, tan carente de todo, pero estuve atenta y escuché cada palabra, cada frase, cada argumento expuesto, cada pensamiento nefasto que salía de un abogado retrogrado», continuó.
«Lo que apena es la nula visión objetiva del Sr. juez, quién debió haber frenado tan bajo discurso de la defensa, donde le dio tiempo y espacio a un abogado que solo expulsa de su ser repulsión», reflexionó respecto de la indolencia del juez.
Carla consideró que lo que sucedió en ese fallo fue una total revictimización de su hermana. «En ese instante, como juez debió haber dado un giro al discurso de la defensa, diciendo que no estamos en una sociedad donde queremos seguir revictimizando, enjuiciando con estereotipos, con denigración, mentiras, engaños, donde se sigue culpando a la víctima. Donde se sigue denostando, ofendiendo a la mujer», añadió.
Agregó que la actitud del abogado defensor la dejó sorprendida. «¿Vieron la actitud del abogado defensor? Gran parte de la audiencia viendo su celular, mirando al infinito y más allá. ¿Qué respeto se ve ahí por todos los presentes en la audiencia y para todos lo que vimos la formalización en línea?».
La joven consideró una falta de respeto la actitud del juez
«Me recordó al colegio, donde al disertar o realizar una presentación, no faltaba el que mientras los compañeros exponían se reía, conversaban, tiraban papeles. ¿Y la profe qué decía? más respeto con sus compañeros, cuando les toque a ustedes exponer les va a gustar que sus compañeros los escuchen y les presten atención. He ahí donde el juez y/o relator de la audiencia debe poner orden. Una tremenda falta de respeto», agregó.
En el extenso relato compartido por la hermana de Antonia, se deja en evidencia la unión de su familia y la serenidad de su progenitor.
«Las horas pasaban y veía a mi padre, sentado ahí. No podía dejar de pensar en que estaba a centímetros del agresor de mi hermana, a centímetros de un abogado que solo se llena la boca sin un mínimo respeto. ¡Qué grande eres papá! compuesto, tranquilo y con el tremendo aguante»
«Nadie se percató tal vez de eso, de tener las agallas y mantener la calma al estar frente a frente con estos individuos. De tener la cabeza y mente fría en esos momentos para ver las pruebas, videos, audios, que revelan y evidencian el dolor y sufrimiento de mi hermana, de su propia hija», señaló.
«Como duele estar a centímetros de personas que no se conmueven por nada, no saben del dolor ajeno, no saben siquiera ocultar la carencia de respeto por el prójimo. Se burlan, se jactan de hacer su trabajo bien, pero son puras sacadas de vuelta, puro chamullo y mentiras. Así es tu defensa, Martín. Ironizan y se burlan del sufrimiento de cada víctima, las menosprecian, ningunean».
Los abusos sí se cometieron
Carla también se refirió a los otros cuatro casos que se le imputaron a Pradenas. «Los delitos que se le imputan a Martin Pradenas no son falsos. El que su abogado defensor pida la prescripción de dos casos no quita ni quiere decir que esos delitos de abuso no se cometieron, eso indica que tu abogado no está ni ahí con las víctimas ni el daño que les provocaste. Tu abogado tira por la borda los años que se demora una víctima en denunciar. Tu abogado es el fiel reflejo de personas con una mentalidad que no se necesitan en esta sociedad actualmente».
«La culpa no es del alcohol, ni las discos, ni bailar, ni el lugar, ni cómo vistes; la culpa la tiene el agresor. ¡Dejen de culpar a la víctima, dejen de limpiarle la imagen a Martín!».
«Mi hermana no tenía denuncias y nunca las tuvo por querer ser libre y ser dueña de su cuerpo. Antonia no le hizo daño a nadie mientras disfrutaba su vida. Antonia podía tomar alcohol, bailar, besar, tomar de la mano, sonreír, vestir como ella quería, elegir con quién quería estar, porque era su consentimiento. Pero jamás le hizo daño a alguien por hacer todo lo que nombré anteriormente. A diferencia de ti Martín, que aprovechaste cada ocasión para dañar a una mujer».
Carla Barra, la hermana mayor de Antonia, la joven que fue violada y posteriormente se quitó la vida, compartió un íntimo y desgarrador relato en su cuenta de Facebook tras la audiencia de formalización de Martín Pradenas, quien quedó con arresto domiciliario y no con prisión preventiva como se pedía, causando la indignación de cientos de personas en todo el país.
«Ayer fue un día tenso e intenso. Nuestro día comenzó antes que sonaran las alarmas, tomamos desayuno todos juntos. Se venía un gran día. Siempre tranquilos, con mucha fe», comenzó relatando y agradeció el trabajo de los abogados que han estado colaborando con su familia.
«A medida que pasaban las horas y luego finalmente tener que llegar a la instancia de escuchar a la defensa. A esa altura podría haberme puesto audífonos y simplemente no escuchar tan deplorable defensa, tan carente de todo, pero estuve atenta y escuché cada palabra, cada frase, cada argumento expuesto, cada pensamiento nefasto que salía de un abogado retrogrado».
«Lo que apena es la nula visión objetiva del Sr. juez, quién debió haber frenado tan bajo discurso de la defensa, donde le dio tiempo y espacio a un abogado que solo expulsa de su ser repulsión», reflexionó respecto de la indolencia del juez.
Carla consideró que lo que sucedió en ese fallo fue una total revictimización de su hermana. «En ese instante, como juez debió haber dado un giro al discurso de la defensa, diciendo que no estamos en una sociedad donde queremos seguir revictimizando, enjuiciando con estereotipos, con denigración, mentiras, engaños, donde se sigue culpando a la víctima. Donde se sigue denostando, ofendiendo a la mujer», añadió.
Agregó que la actitud del abogado defensor la dejó sorprendida. «¿Vieron la actitud del abogado defensor? Gran parte de la audiencia viendo su celular, mirando al infinito y más allá. ¿Qué respeto se ve ahí por todos los presentes en la audiencia y para todos lo que vimos la formalización en línea?».
Consideró una falta de respeto que le recordó el colegio
«Me recordó al colegio, donde al disertar o realizar una presentación, no faltaba el que mientras los compañeros exponían se reía, conversaban, tiraban papeles. ¿Y la profe qué decía? más respeto con sus compañeros, cuando les toque a ustedes exponer les va a gustar que sus compañeros los escuchen y les presten atención. He ahí donde el juez y/o relator de la audiencia debe poner orden. Una tremenda falta de respeto», agregó.
En el extenso relato compartido por la hermana de Antonia, se deja en evidencia la unión de su familia y la serenidad de su progenitor.
«Las horas pasaban y veía a mi padre, sentado ahí. No podía dejar de pensar en que estaba a centímetros del agresor de mi hermana, a centímetros de un abogado que solo se llena la boca sin un mínimo respeto. ¡Qué grande eres papá! compuesto, tranquilo y con el tremendo aguante«
«Nadie se percató tal vez de eso, de tener las agallas y mantener la calma al estar frente a frente con estos individuos. De tener la cabeza y mente fría en esos momentos para ver las pruebas, videos, audios, que revelan y evidencian el dolor y sufrimiento de mi hermana, de su propia hija«, señaló.
«Como duele estar a centímetros de personas que no se conmueven por nada, no saben del dolor ajeno, no saben siquiera ocultar la carencia de respeto por el prójimo. Se burlan, se jactan de hacer su trabajo bien, pero son puras sacadas de vuelta, puro chamullo y mentiras. Así es tu defensa, Martín. Ironizan y se burlan del sufrimiento de cada víctima, las menosprecian, ningunean«.
Los abusos sí se cometieron
Carla también se refirió a los otros cuatro casos que se le imputaron a Pradenas. «Los delitos que se le imputan a Martin Pradenas no son falsos. El que su abogado defensor pida la prescripción de dos casos no quita ni quiere decir que esos delitos de abuso no se cometieron, eso indica que tu abogado no está ni ahí con las víctimas ni el daño que les provocaste. Tu abogado tira por la borda los años que se demora una víctima en denunciar. Tu abogado es el fiel reflejo de personas con una mentalidad que no se necesitan en esta sociedad actualmente».
«La culpa no es del alcohol, ni las discos, ni bailar, ni el lugar, ni cómo vistes; la culpa la tiene el agresor. ¡Dejen de culpar a la víctima, dejen de limpiarle la imagen a Martín!».
«Mi hermana no tenía denuncias y nunca las tuvo por querer ser libre y ser dueña de su cuerpo. Antonia no le hizo daño a nadie mientras disfrutaba su vida. Antonia podía tomar alcohol, bailar, besar, tomar de la mano, sonreír, vestir como ella quería, elegir con quién quería estar, porque era su consentimiento. Pero jamás le hizo daño a alguien por hacer todo lo que nombré anteriormente. A diferencia de ti Martín, que aprovechaste cada ocasión para dañar a una mujer«.
La presencia de Antonia
«Una de las cosas que destaco de mi día, fue que al regresar a mi casa, poco antes del toque de queda (pasé todo el día en casa de mis padres) me subí al auto, enciendo la radio, dan una canción, y la siguiente canción era una de las canciones que Antonia bailaba cuando pequeña conmigo, canción que me hizo recordarla genuinamente… y sentí nuevamente ese dolor que cala en lo más profundo. Lloré espontáneamente, tuve que parar, mi cabeza y mis brazos se apoyaron en el volante, mientras en mi mente estaba mi ‘Puchu’ bailando y la extrañé, extrañé no poder verla, extrañé su presencia».
La joven termina su relato conmovida por la actitud de una persona que la intentó consolar. «Todo eso me sucedía mientras atrás habían autos que tocaban la bocina, porque obvio regresaban a sus destinos y yo ahí parada en el auto mientras mi mundo se desmoronaba y se detenía. Pero llegó un angelito, una persona que sin conocerme ni yo a él se bajó de su auto y me toca el vidrio. Solo atiné a pedir disculpas, que lo sentía. Él me miró, vio que estaba llorando y me dijo: ‘tranquila, todo está bien, respira'», reveló.
Carla destacó la ayuda desinteresada de la persona que le habló e increpó a Martín Pradenas. «Sin siquiera saber el motivo, pero ya con sus palabras me contuvo, me escoltó hasta llegar a mi casa. Las personas buenas, honestas y respetuosas sí existen. Él tuvo la oportunidad de agredirme verbalmente, de hacerme sentir más mal aún, de gritarme cualquier improperio, de apurarme, ¿pero qué hizo? ¡Me protegió! Martín, también tuviste esa oportunidad de ayudar, proteger, pero hiciste todo lo contrario», manifestó.
«Dices que te quitaron el derecho de ser inocente… a ti nadie te ha quitado algo, tu solito te quitaste todo. Por el contrario, eres tú quien le quita la tranquilidad a tus víctimas, eres tú quién le quita y las priva de su consentimiento»
«¿¡Quién te ha quitado algo a ti!? Eres tú y la gente que te rodea que me quita a mi hermana, me quitaste el derecho de bailar en otra oportunidad con ella, de reírnos, de seguir viéndola crecer», concluyó Carla Barra.
La presencia de Antonia
«Una de las cosas que destaco de mi día, fue que al regresar a mi casa, poco antes del toque de queda (pasé todo el día en casa de mis padres) me subí al auto, enciendo la radio, dan una canción, y la siguiente canción era una de las canciones que Antonia bailaba cuando pequeña conmigo, canción que me hizo recordarla genuinamente… y sentí nuevamente ese dolor que cala en lo más profundo. Lloré espontáneamente, tuve que parar, mi cabeza y mis brazos se apoyaron en el volante, mientras en mi mente estaba mi ‘Puchu’ bailando y la extrañé, extrañé no poder verla, extrañé su presencia».
La joven termina su relato conmovida por la actitud de una persona que la intentó consolar. «Todo eso me sucedía mientras atrás habían autos que tocaban la bocina, porque obvio regresaban a sus destinos y yo ahí parada en el auto mientras mi mundo se desmoronaba y se detenía. Pero llegó un angelito, una persona que sin conocerme ni yo a él se bajó de su auto y me toca el vidrio. Solo atiné a pedir disculpas, que lo sentía. Él me miró, vio que estaba llorando y me dijo: ‘tranquila, todo está bien, respira'», reveló.
Carla destacó la ayuda desinteresada de la persona que le habló e increpó a Martín Pradenas. «Sin siquiera saber el motivo, pero ya con sus palabras me contuvo, me escoltó hasta llegar a mi casa. Las personas buenas, honestas y respetuosas sí existen. Él tuvo la oportunidad de agredirme verbalmente, de hacerme sentir más mal aún, de gritarme cualquier improperio, de apurarme, ¿pero qué hizo? ¡Me protegió! Martín, también tuviste esa oportunidad de ayudar, proteger, pero hiciste todo lo contrario», manifestó.
«Dices que te quitaron el derecho de ser inocente… a ti nadie te ha quitado algo, tu solito te quitaste todo. Por el contrario, eres tú quien le quita la tranquilidad a tus víctimas, eres tú quién le quita y las priva de su consentimiento»
«¿¡Quién te ha quitado algo a ti!? Eres tú y la gente que te rodea que me quita a mi hermana, me quitaste el derecho de bailar en otra oportunidad con ella, de reírnos, de seguir viéndola crecer», concluyó Carla Barra.