Chile

La fortaleza de Berni Santa Cruz: “Mi accidente me abrió miles de puertas”

Han pasado más de 2 años desde ese día que cambió su vida. Berni Santa Cruz aprendió a establecerse de manera distinta, con una resiliencia que sorprende.

 

Bernardita Santa Cruz no se detiene. Así lo podemos comprobar al mirar su cuenta de Instagram (@berni_santacruz), en la que muestra distintos aspectos de su vida y cómo se mueve, a pesar de las dificultades que esto implica para alguien que está en silla de ruedas.

En octubre de 2016, la diseñadora se cayó de espaldas desde un canopy que había en la casa de su familia en la playa, lo que le significó una fractura en la columna que la dejó parapléjica. Cuatro días después de ese accidente, Berni se transformó en un referente para otras personas. Desde la clínica, comenzó a compartir fotos mostrando su proceso de recuperación, y tomó la bandera para visibilizar un tema ajeno para muchos.

 

Dentro de sus principales luchas está el animar a otros a salir adelante, y tratar de darles respuesta a todos los mensajes que le envían con preguntas relacionadas a su rehabilitación. Volver a conocer su cuerpo y enfrentarse a la vida desde otra vereda se transformó en un trabajo diario, en el que el apoyo de su familia y círculo cercano ha sido fundamental.

Para facilitar su día a día, sus papás adaptaron su casa y se han preocupado de acomodar cada espacio para que ella pueda trasladarse con su silla de forma independiente. “Tengo muchísima suerte y estoy agradecida de eso, pero no me es indiferente lo difícil que puede ser para otras personas”, dice. Actualmente, escribe columnas para un medio de comunicación donde toca temas enfocados en la inclusión y trabaja como Community Manager y diseñadora de vitrinas en Cordelia, una tienda de cordonería y manualidades.

¿Cuándo te hiciste consciente de que podías influir en otras personas?

Cuando estaba en la clínica, empezaron a subir mis seguidores de Instagram. Compartí una foto en donde me paraban con un soporte, y dos días después me llegó un mensaje de un hombre del campo, que estaba haciendo lo mismo, pero con una puerta y amarrado con cuerdas. Lo encontré heavy. Ahí te das cuenta de la influencia y la motivación que les das a otras personas.

 

¿Sientes que eso ha ayudado a otros?

Creo que sí, porque me llegan miles de mensajes todos los días, y los trato de contestar todos. Muchas personas me cuentan sus problemas. Nunca me han llegado mensajes malos. Es rico leer las historias de otras personas.

¿Y qué les dices?

Hay muchos que me escriben dándome las gracias. Muchos otros, que tienen accidentes y quedan discapacitados. Hay mujeres que me escriben desde España preguntándome cosas, o confesando sus trancas. Una me escribió para Año Nuevo, preguntándome qué iba a hacer. Sus amigos la habían invitado a una fiesta, pero que estaba muy nerviosa y no sabía si ir. Quería saber si yo iba a salir o no.

A tu familia le ha tocado vivir momentos duros. Una de tus hermanas tuvo que enfrentar un cáncer hace algunos años. ¿Cuál es su principal herramienta para salir adelante?

Somos siete hermanos. Soy muy amiga de mi hermano mayor que tiene 40, y con mi hermana chica somos las más unidas. Tenemos una muy buena relación, los veo casi todos los días y desde siempre armamos panoramas juntos. Creo que la unión familiar aportó mucho.

¿Qué has aprendido durante estos dos años?

Las cosas que no veía antes tienen que ver con la infraestructura del país, pero es algo que nos pasa a todos. Aparte de eso, aprovechar el día a día, tomarme las cosas con calma, pensar más en uno. Al principio, me costaba mucho pensar en mí y pensaba más en cómo estaban los demás por lo que me había pasado. Tuve que aprender que, si no quiero ir a un lugar, puedo decir que no. También a disfrutar las cosas más mínimas. Me río por todo, estoy siempre alegre. Disfruto ir a la playa, tomar sol, la arena y escuchar el mar, que era algo que antes hacía siempre y ahora lo hago muy poco.

Al mirarte, uno ve a una persona con una gran fortaleza. ¿Descubriste esta fuerza ahora?

Siempre estuvo, pero siento que la gente no lo veía. Era muy independiente. Desde los 21 que tenía mi tienda de zapatos y me mantenía sola. Vivía con mis papás, pero hacía lo que quería. Cumplía con lo que tenía que cumplir y listo. Hacía mi vida totalmente diferente a como es ahora. Obvio que fue una lata lo que me pasó y todo, pero, por otra parte, siento que mi accidente me ayudó a encontrarme, me abrió miles de puertas.

¿Cómo cuáles?

Antes tenía el tema de los zapatos, ganaba hasta cierto punto y el negocio no estaba creciendo. En cambio ahora es diferente: se abren mil proyectos, puedo hacer cosas relacionadas a lo que me pasó. Eso lo valoro harto. Siento que se me han abierto miles de oportunidades que antes no hubieran aparecido. Estuve en Pedagogía Básica, pero nunca me llamó mucho la atención escribir ni nada, pero, ahora que lo pienso, hasta los 21 años tuve diario de vida, escribía cosas que guardaba para mí. Tampoco le tomaba importancia. Hay pensamientos de mis columnas de ahora que había escrito ahí hace tiempo.

Has hablado de cómo afectan las miradas de la gente en la calle. ¿Cómo te enfrentas a esa realidad hoy?

Me he ido acostumbrando, ya no me fijo. Antes estaba todo el rato pendiente y me angustiaba, pero ahora no miro a la gente. Y como estoy en otra altura, trato de que no me importe. De a poco, te va afectando menos. Siento que el país está creciendo mucho en el tema, muy rápido. También siento que he ayudado a generar más consciencia en algunas personas que no estaban muy cercanas a esto.

¿Qué piensas de los estereotipos de belleza instaurados?

En una columna escribí de eso, porque sacaron una Barbie en silla de ruedas, otra con una pierna ortopédica, otras de distintas alturas y colores. Eso lo encuentro muy bueno, porque de a poco se van rompiendo estos estereotipos, y podemos familiarizarnos con otras realidades y tomarlas como algo normal. Uno se tiene que aceptar, quererse a uno mismo y a los otros. Todos somos lindos de alguna forma. Mi Instagram está enfocado en el tema de la belleza, hago publicidad de productos y cosas así, pero también intento entregar más contenido para no ser tan superficial. Hay que tener cuidado en lo que uno comunica.

Con respecto a aceptarse a uno mismo, ¿cómo has vivido ese proceso estos años?

Antes tenía muchas trancas en el tema de la autoestima. Después del accidente, empecé con meditación, ahí trabajé mucho eso y, poco a poco, me fui acostumbrando. Me acuerdo que cuando estaba en la clínica tenía sólo espejo en el baño, pero no tenía uno largo donde me viera completa. Entonces, la primera vez que me subí a la silla, pasamos por un ventanal gigante y ahí me vi, y fue como “qué lata, qué fea me veo en esta silla horrible”. Ahora le voy buscando otro lado. Trato siempre de verme bien y entregar una imagen segura.

¿Qué lugar ocupa el amor en tu vida?

No me angustio por no tenerlo. Si no me hubiera pasado esto, igual seguiría soltera (ríe). Me gusta tomarme mis tiempos y que las cosas vayan lento. De a poco, he tenido que animarme a salir a la calle, o ir a comer afuera, que son cosas difíciles al principio. Sí quiero tener hijos y una familia… Llegará en su minuto.

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