Soy una fan de las celebraciones y las fechas importantes. Siempre lo he dicho. No del tipo que se siente ofendida cuando alguien olvida tus cumpleaños, sino de las que consideran que, cualquier excusa para pasar tiempo con la gente que quiere, hay que aprovecharla. Y si más encima, si hay que disfrazarse, intercambiar regalos, o cumplir con cualquier tradición festiva, mejor. Me gusta el cotillón en los matrimonios y usar algo verde para Saint Patrick, aunque no tengo una gota de irlandesa. Cuando los miércoles me acuerdo de ponerme algo rosado, ando mas contenta porque on wednesdays we wear pink. Amo los fuegos artificiales. Y ese momento en que alguien me sostiene la torta y puedo ver la cara de mis amigos y familiares cantando y sonriendo (o grabando stories a estas alturas), me hace inmensamente feliz. Hasta suelo hacer un discurso, porque es difícil reunir a las personas que uno quiere y hay que aprovechar, aunque dé un poquito de monos. |
De todas las festividades o motivos para celebrar, hay uno que es mi favorito: los aniversarios. Ya sean de matrimonio, del lanzamiento de la pyme, o el día que te fuiste a vivir a otra ciudad. Los aniversarios tienen una serie de características que los hacen maravillosos. No sé si les pasa, pero a veces me confundo entre el “cuidar y sanar y permanecer” y el “soltar, dejar ir y perder el apego”. Porque, aunque no me parecen valores contradictorios, muchas veces hay que optar por priorizar uno de los dos. Y los aniversarios nos permiten hacer ambas cosas a la vez. Celebrar el hecho de que el trabajo está teniendo sus frutos y, al mismo tiempo, dejar ir el pasado para replantearse el futuro. Y con trabajo, me refiero a la energía que ponemos en una relación, en un proyecto, o incluso en ti misma. Se termina un ciclo y empieza otro.
Se renueva la energía. Se perdonan los errores y se evalúa cuánto aprendimos de ellos. Y se empieza con una página en blanco, pero de un cuaderno que recoge nuestra historia. Además, generalmente los aniversarios son celebraciones en conjunto, donde se honran compromisos, lealtades, vínculos de todo tipo. Los aniversarios celebran a las personas. Es un reconocimiento a algo que se ha hecho bien y que va por más.
“Los aniversarios celebran a las personas. Es un reconocimiento a algo que se ha hecho bien y que va por más ”
Nueva Mujer cumple 12 años y estoy feliz. A pesar de que éste es mi primer aniversario como miembro del equipo, siempre me ha parecido un medio excepcional, porque no sólo se distribuye de forma gratuita, sino que se preocupa de ser transversal y tocar todo tipo de temas sin prejuicios. Es una plataforma de encuentro entre mujeres de todas las edades, nacionalidades y orientaciones sexuales, y una vitrina donde se exponen los temas más diversos desde un lugar de respeto, alejada de la polémica innecesaria.
En estos 12 años, la figura de la mujer, nuestros derechos, lo que aceptamos y lo que no, se ha ido modificando de forma cada vez más concreta. Lo que hace poco era normal, hoy somos conscientes de que no lo es. Y cada vez más mujeres alzan la voz sin miedo a expresar su opinión y a exigir el lugar en la sociedad que nos corresponde por derecho. Ser parte de esta transformación de forma activa, adaptándose a los nuevos tiempos, pero permaneciendo fiel a los valores que nos constituyen, no siempre es una tarea fácil, y Nueva Mujer ha sabido estar a la altura.
Doce años es, a mis ojos, una relación exitosa, un proyecto victorioso y una responsabilidad enorme. Un motivo de sobra para celebrar, y un momento ideal para pensar en lo que viene. Muchas felicidades a todo el equipo. Y que sean muchos años más.
Te recomendamos en video