Conversamos con Lucy Suárez, una madre y paciente actual, nos narra como fue inicialmente su diagnóstico y como este cambio su vida. En Guayaquil y Quito se realizó varias biopsias mismas que salían negativas, nunca presentó algún signo de alarma, simplemente su mano se hincho sin razón.
Con su voz entre cortada nos cuenta como está nueva experiencia está cambiando su vida y como su testimonio puede tocar la vida de muchas mujeres y hombres.
¿Cómo es recibir la noticia y como es pararte como una guerrera?
Mi enfermedad fue silenciosa, nunca presente un síntoma, el tratamiento inicial fue para una mastitis. Sin embargo, no podía aguantar más el dolor de mi mano. Recibí la noticia a las 19:00 de la noche, llame a mi esposo y le dije que me ayude a vivir, le decía a dios porque a mi si yo no soy una mala persona.
Hubieron tres meses en los que no podía dormir, asociaba está enfermedad con la muerte, entre en negación, la angustia era lo peor, busque ayuda psicológica, no quería saber nada de mi familia, no comía. Pero entendí que está es una guerra o me tumbo o la gano y es así como ahora estoy aquí luchando.
Sin embargo, Lucy hoy nos habla desde su corazón y aunque al contar su historia se quiebra por momentos, nos enseña como la resiliencia y la paciencia están obrando en este nuevo proceso.
¿Qué consejo les das a esas mujeres que están afrontado lo mismo ?
Muchas mujeres me cuentan de su historia y es la misma que la mía solo les puedo decir que se mantengan en la lucha y se sostengan de la fe, porque mi fe está intacta, yo se que voy a vencer. La licenciada de las quimioterapias me dijo que tengo que dar una charla motivacional y es lo que voy hacer.
¿Cómo es entrar a una quimioterapia?
Entrar a una quimioterapia es entrar a una sala como ‘tenebrosa’, en la que la gente se asusta y no por las cosas que nos van a poner si no más bien por las consecuencias que deja este proceso. El cabello se empieza a caer por partes, la quimioterapia es un suero, muchas veces te quita el apetito, mareos, dolores de estomago y eso es lo peor que puede suceder en este camino. Pero gracias a Dios lo único que he sentido es la perdida de cabello y dolor de los huesos.
No me ha afectado la caída de mi cabello, yo estoy fuerte y eso me mantiene de pie.
¿Cómo está la relación con tu esposo?
Gracias a Dios bien, mi esposo es mi apoyo está conmigo en la lucha, cuando siento que no puedo más, el es quien me levanta y me da animos.
Lucy ha decidido tomar este reto como un nuevo estilo de vida, con el que piensa cumplir con un propósito para Dios, su testimonio está siendo un llamado a muchas mujeres y hombres a no confiarse y a realizarse todos los chequeos necesarios.
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