Para las mujeres en Afganistán, la re conquista del territorio por los talibanes pone en juego sus derechos, así como sus vidas.
Cuando los talibanes ocuparon el poder por última vez entre 1996 y 2001, a las mujeres se les negaron oportunidades de educación y empleo. Bajo este régimen, las niñas no podían asistir a la escuela y las mujeres solo podían salir de sus casas acompañadas por un hombre, además de que debían cubrirse por completo el cuerpo.
El castigo por desobedecer estas estrictas reglas sería desde una golpiza hasta la ejecución pública.
Los derechos de la mujer comenzaron a ver un cambio significativo en 2001, dándoles más libertad en la cotidianeidad.
Sin embargo, con el regreso a al poder de los talibanes, ese progreso podría desaparecer rápidamente. El portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, ha dicho que van a respetar los derechos de las mujeres pero dentro de la «ley islámica» lo cual no mejora el panorama ya que se sabe que ellos han tergiversado lo que ésta realmente dicta.
Esta situación es algo que se veía venir desde hace meses pero nadie pensó jamás que se daría tan rápidamente. Un informe publicado por la ONU mostró que el número de mujeres y niños muertos y heridos aumentó en mayo y junio, casi al mismo tiempo que las tropas internacionales comenzaron la retirada de Afganistán.
Y mientras que las imágenes de las personas aglomeradas en los aeropuertos, tratando de huir del país han impactado al mundo, mujeres afganas muestran la cara de la resistencia.
En redes sociales han circulado videos de pequeños grupos de mujeres protestando en las calles de Kabul.
En otras regiones como Qom, en Irán, también se han gestado protestas.
Según informes, desde hace semanas, han surgido grupos de mujeres en la ciudad de Herat, Afganistán, que han optado por tomar las armas para defenderse de los talibanes.
La Red de Mujeres Afganas (AWN) es una organización no gubernamental (ONG) creada en 1996 para «empoderar a las mujeres y asegurar su participación igualitaria en la sociedad afgana».
Mahbooba Seraj, fundadora de la AWN ha expresado que hay mucha incertidumbre entre la vida y la muerte pero que se quedará porque quiere proteger a las mujeres y niñas de las que es responsable. Pero también porque es su país y se rehúsa a verse con la obligación de dejarlo.
«Ya hablamos demasiado, exigimos, hicimos todo y nadie hizo nada»
«Mi gente tiene mucho por qué llorar»
Madina Wardak, una mujer afgana cuya familia migró a los Estados Unidos, huyendo de la guerra de poder expresó el pesar que el provoca la situación actual y cómo los gobiernos internacionales han sido parte de ello durante años.
«Tenemos demasiadas fechas para llorar; su 9/11 es nuestro 24/7. Existimos dentro de estos sistemas que estaban destinados a matarnos, y mientras usted se sienta en el privilegio, luchamos entre nosotros, nuestra moral baja cada vez, nos acercamos más a creer que no queda nada por salvar. Miren lo que han hecho».
Que la información sobre la crisis en Afganistán no deje de circular
Nooria se ha dedicado a difundir información de lo que sucede en su país para que el mundo no lo pierda de vista.
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