Las mujeres hemos tenido que aprender a defendernos desde que somos niñas. Hemos soportado el que la sociedad nos tenga bajo la etiqueta del «sexo débil» y que espere que cumplamos con ciertos roles para «alcanzar la plenitud». Aún con todos los datos y estudios que se tienen en torno a la violencia contra las mujeres y el machismo, existe quienes no creen que sea real y que no existe un sexismo social, insistiendo en que los roles de género que vemos se basan en diferencias cognitivas..
El mundo del entretenimiento ha sido parte importante en la forma del pensar de todos, especialmente cuando de adoptar conductas machistas se trata.
En la música, del cine y la televisión y más recientemente de las redes sociales, hay un sin fin de pruebas de lo mucho que afecta una figura pública en el pensamiento machista del espectador. Y si bien el machismo oprime a hombres como mujeres, es innegable que no afecta a ambos géneros por igual. Cuando pasamos por alto conductas machistas de una figura pública sólo por el hecho de que «es guapo», «tiene talento», una nominación al Oscar o «una personalidad bromista», estamos cediendo al problema. Es lo que se llama pacto patriarcal.
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De acuerdo con el Instituto DMHA, el pacto patriarcal «implica una aceptación de los estereotipos machistas que va más allá de su simple normalización. Esto ocurre cuando sabemos o intuimos que nuestras acciones y las de otros perpetúan estereotipos y desigualdades y aún así, decidimos ignorarlo por nuestra propia comodidad y tranquilidad».
Recientemente el reencuentro entre Jennifer Aniston y Brad Pitt enloqueció al Internet. Ante los fans, ambos actores deberían volver a estar juntos pero es sabido que la historia de amor que tienen es bastante tóxica. ¿Por qué romantizamos tanto la idea de Pitt-Aniston? Para muchas personas «él puede hacer lo que quiera porque es guapo», pero eso no lo excusa de haber sido agresivo y causar daño tanto a Jennifer como a Angelina Jolie. Especialmente porque el apoyo a Pitt ha creado una guerra sexista entre ANiston y Jolie.
miren lo rojo e intimidado que estaba brad pitt por hacer una escena con jennifer aniston JAJAJAJ mientras, ella estaba súper tranquila pic.twitter.com/Ey66BWHvIm
— rosatel (@rosawtkh) September 18, 2020
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Otro caso reciente fue el del influencer mexicano Luisito Comunica, uno de los Youtubers más famosos en Latinoamérica.
El famoso se vio envuelto en polémica al compartir una fotografía donde aparecía sosteniendo un mezcal llamado «Tus nalguitas serán mías», mientras que al fondo se ve el trasero de su novia. «Avisada estás», escribió en la descripción. Tras la oleada de críticas, Luisito «se disculpó» pero días después, recreó la imagen pero con los roles invertidos.
luisito comunica y toda su bola de amigos son unos pendejos y estas capturas lo demuestran, como también demuestran que la vez pasada solo se “disculpó” por presión social pic.twitter.com/y5dkTx349e
— esme🇲🇽 (@82sluddrew) September 23, 2020
Para muchos, esto fue algo muy gracioso pero en realidad, es una apología a la violación. Normalizar el humor sexista es seguir alimentando el problema.
El reggaetón con Maluma, Bad Bunny y J Balvin también está plagado de contenidos machistas, en los que la mujer es vista como un objeto de placer.
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A pesar de que los casos son claros, seguimos justificando las acciones de todos porque «caen bien» o «es sólo diversión». Aprobar sus conductas es validarlas y por ende, perpetuar la cultura violenta en la que estamos inmersos. La necesidad de aprobación, de likes, de vistas o de ventas hace que las figuras públicas olviden la responsabilidad que tienen frente al público, el cual también se ciega ante lo que ofrecen.
Es momento de tomar consciencia, de cuestionar lo que consumimos y de exigir contenidos de mayor calidad. Debemos dejar de romantizar conductas tóxicas de los famosos así como también dejar de ver como «entretenimiento» o «un chiste», un contenido de mal gusto que haga apología a cualquier tipo de violencia.
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