Miss Piggy debe ser una de las féminas más connotadas del mundo de Hollywood (Sabemos que es un cerdo, pero no la podemos discriminar por eso). Sin duda trajo de vuelta el glamour y la elegancia a un mundo donde personajes como Miley Cyrus y Lady Gaga nos estaban haciendo perder la esperanza. Es una especie de Audrey Hepburn de nuestra época (sí, me atreví a hacer la comparación).
Y entonces, nos hacemos la pregunta, ¿Por qué Miss Piggy merece este premio?…a continuación una lista con las principales razones:
- Utiliza el humor y la ironía para mostrarnos grandes verdades de la sociedad actual, especialmente cuando tiene que ver con los asuntos de las mujeres en el mundo de hoy.
Es cierto, no marché por los derechos de las mujeres en la Quinta Avenida en los setenta (eso pasó mucho antes de que yo naciera). Pero intento honrar a todas mis compañeras feministas yendo a comprar cada vez que puedo a la Quinta Avenida.
- Es el único personaje del show de los Muppets que logró surgir fuera de los estudios, ya que recordemos, fue la editora en jefe de Vogue en París… Tiembla Ana Wintour.
- Logró superar los obstáculos de la vida. Pasó de ser un cerdo en una granja con el futuro arreglado, a ser una mujer independiente.
Me rehusé a aceptar la definición de otros sobre mi vida y mi futuro. Yo sabía que había algo gigante y maravilloso allá afuera. Y puedo asegurar que nunca, nunca me rendí.
- Tiene muy claro, cómo debe ser la mujer feminista de hoy en día, lo que sin duda, nos hace amarla aún más.
Las feministas del futuro deben ser orgullosas, positivas, poderosas y perseverantes. Debe creer en sí misma, compartir sus triunfos, superar sus obstáculos e inspirar a futuras generaciones. En otras palabras…….como moi.
En definitiva, Miss Piggy merece este reconocimiento y más. Y aunque sabemos que no es de carne y hueso, más bien es de algodón y telas, su cerebro, lógica y emociones funcionan aun mejor que el de muchas mujeres que todavía no se dan cuenta del mundo en que vivimos y de los desafíos que el género debe superar.
