En febrero de este año, conocimos el caso de Valentina Maureira, una niña chilena de 14 años que grabó un video en el que le pedía a la presidenta Michelle Bachelet que la autorizara para “ponerle fin a su vida”. Hoy, nos enteramos de la lamentable noticia de que Valentina falleció producto de la fibrosis quística que sufría.
El caso de Valentina causó gran impacto; era primera vez que una niña se dirigía a un presidente para pedirle, explícitamente, que le permitiera ponerse una inyección para “quedarse dormida para siempre“.
En el momento en que la historia de Valentina salió a la luz, la presidenta Bachelet la fue a ver al hospital, conversó con ella y le aclaró que “su petición se escapaba de sus facultades presidenciales”. Sin embargo, le prometió ayuda permanente para su tratamiento.
El caso de Valentina llamó la atención de medios locales e internacionales; el portal de noticias BBC Mundo publicó un artículo de la niña chilena el 26 de febrero de este año y el video que ella misma publicó en Youtube fue visto por miles de personas en todo el mundo.
La enfermedad que tenía Valentina es muy dura y poco a poco, va deteriorando la salud de los pulmones y del resto de los órganos del cuerpo. Es hereditaria, y de hecho, el hermano de esta niña también falleció producto de esa enfermedad.
A pesar de que la eutanasia es ilegal, como en la mayoría de los países del mundo, la historia de Valentina nos hace pensar y reflexionar sobre el sufrimiento por el que tienen que pasar algunos niños que sufren enfermedades graves y en la forma en que los gobiernos abordan este problema.