Esmeralda Rodríguez Gonzalez es una chica del estado de Veracruz en México, que en abril de 2012, junto con un grupo de estudiantes veracruzanos de escasos recursos, resultó ganadora del Mundial de Robótica. Como en toda clase de mundiales, sólo los mejores califican y lo mejor entre lo mejor gana. Los estudiantes mexicanos destacaron de entre 250 equipos de todo el mundo.
Ya les habíamos platicado que a pesar de los esfuerzos de muchas universidades, no muchas mujeres se integran a eso de la programación y robótica. Lo cual demuestra el gran talento que tiene Esme, digamosle así de cariño. Y es por eso que la NASA, una organización a la que llegan muy pocos mexicanos, le ofreció una plaza para su proyecto Marte 2020.
Hasta aquí, todo muy bien, hasta que nos enteramos que Esme rechazó la plaza (y si hubiera efectos de sonido, aquí escucharíamos cómo se raya un disco). ¿Por qué? Porque se va a casar en su natal Misantla.
Vamos aclarando primero que no tenemos nada en contra de las bodas. Yo misma aspiro a casarme un día de estos, cuando haya encontrado al individuo idóneo y, además haya cumplido si no todas, una buena parte de mis metas.
Ahora, no creo que sea una decisión que esta chica haya tomado a la ligera, y tendrá motivos de peso (y ojalá de sobrepeso) para tomarla. A mí siempre me llaman la atención las mujeres que se casan muy jóvenes. En general, no las entiendo. Hay tanto que hacer y descubrir, por la vida y sobre tí misma como para casarte demasiado pronto. Además, si es el amor de tu vida, te puede esperar, o ayudar a ir por tu sueño, o construir uno nuevo juntos (Esme, ¿por qué no te llevas al muchacho?).
Siento que hay demasiadas cosas que quiero decirle a esta chica que se me desbordan (¡Reconsidera por favor!). Me gustaría jugar al abogado del diablo y pensar en por qué alguien dejaría ir una oportunidad así, pero la verdad es que no puedo. ¿Me ayudan?
Nuestra colaboradora Idi Urbiola, comenzó un tumblr para todas las cosas que nos gustaría decirle a Esmeralda. Puede que haya muchas más personas que estén de acuerdo con su decisión de lo que pensamos. Incluso seguro habrá quien le eche porras.
Puede que no lo lea, pero como sea escríbele algo, y ojalá lo lea antes de casarse. Pero más allá de eso, hagámoslo como un experimento social: ¿Estás de acuerdo o en desacuerdo?
Y hagamos un hincapié importante: aunque nos pese mucho, nos parezca incomprensible y lo que menos deseamos es que un talento tan valioso se desperidicie, la chica está en todo su derecho.