Debido al largo tiempo en que estuvimos excluidas de las estructuras de poder tradicionales, las mujeres tenemos una manera de liderar diferente. Por mucho tiempo, las mujeres tomaron la cuestión de supervivencia de una manera creativa que se oponía a las burocracias, y a las oligarquías impenetrables por medio del pragmatismo.
Es un hecho comprobado, y sustentado por muchos programas de Naciones Unidas, que en la actualidad conceden más préstamos a mujeres, y estos parecen expandirse en beneficios a toda la comunidad, no sólo a las familias de las beneficiarias.
No es tarea fácil, dado que el liderazgo se define en términos masculinos. Muchos rasgos femeninos no se asocian con el liderazgo o la competencia. Por lo que para ser vistas como líderes fuertes, las mujeres deben volverse camaleónicas y saber cuándo usar sus cualidades femeninas, y cuándo tomar las masculinas.
Estudios demuestran que son las mujeres que saben cuándo y cómo manejar bien estos cambios son las líderes reconocidas, para no ser catalogadas como incompetentes o poco femeninas.
De los beneficios reales que aportan a las empresas, algunos son:
Ahí lo tienen chicas, pongan en acción sus habilidades para llegar a la cima. Confíen: son un valioso elemento para cualquier compañía.