Por Claudio Gandelman, CEO de Match.com para Latinoamérica
A partir del momento en que uno decide formar una pareja, corre el riesgo que aparezca un tercero o tercera que ponga a prueba la relación. Es verdad que puede ser difícil construir y sostener un vínculo en el tiempo y muy fácil confundirse. Por esto, si bien los motivos que pueden generar este tipo de conductas son varios, uno de los principales tiene que ver con la rutina y falta de comunicación en la cual pueden caer las relaciones.
En caso que se produzca un engaño, un buen consejo es poder definirlo: ¿qué representa para los miembros de la pareja la traición? ¿Fue un simple contacto físico o hubo compromiso y amor hacia la persona ajena a la relación? Puede ser que estos caminos parezcan estar asociados en un principio, pero a la larga terminan siendo cosas totalmente distintas.
Entonces, una vez que se definió la causa del problema, es necesario ir a la raíz del mismo. En este punto es importante tener en cuenta que son situaciones difíciles que sacan lo peor de cada uno. Los reproches, las críticas y las discusiones son frecuentes y tienden a ser factores que influyen en la toma de decisiones. Por esto, en este escenario lo más prudente que se puede hacer es tomar distancia y pensar.
En este sentido, el diálogo es la clave: poder sincerarse con el otro y dejarle en claro qué se quiere y qué no, también es útil poder ponerse en su lugar, entender las razones que lo o la llevaron a engañar y aprender de eso. Lo importante, además de poder hablar sin prejuicios y miedos, es tratar de capitalizar las experiencias negativas de manera positiva.
Debemos recordar que una crisis siempre implica un cambio. Muchas veces representa el punto de partida para una nueva etapa en la pareja, por esto, es bueno atravesar situaciones desfavorables que pongan a prueba la fortaleza de la relación. Después de todo, estos son los momentos que determinarán si el amor es verdadero o no. Y cuando el amor es verdadero, no hay nada que sea más fuerte.