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¿Te cuesta aceptar elogios? Así es como puedes superarlo y callar la voz de tu síndrome del impostor

Al practicar una actitud receptiva y agradecida ante los halagos, nos permitimos valorar adecuadamente nuestras propias fortalezas y logros.

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Así es como puedes aprender a aceptar elogios | (Freepik)

La dificultad para aceptar elogios es un tema que resuena en muchas personas, impactando su capacidad para reconocer y valorar sus propios logros y que en muchos casos está relacionado al síndrome del impostor, inseguridades, baja autoestima o no creerse suficiente.

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Un halago, en su esencia más pura, es un regalo verbal. Sin embargo, en lugar de aceptar este regalo con gratitud, a menudo tendemos a devolverlo apresuradamente, ignorarlo o incluso rechazarlo.

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A veces los elogios pueden llenarnos de ansiedad e inseguridades | (Freepik)

Para muchas mujeres, recibir cualquier tipo de alabanza puede convertirse en un desafío debido a diversas razones como creencias culturales, inseguridades personales o temores sociales. Desde temprana edad, nos han enseñado a ser modestas, o asociar aceptar un cumplido con soberbia, lo cual no es cierto.

Así es como puedes aprender a aceptar elogios

Los elogios tienen un efecto positivo directo en la autoestima y la motivación, ya que refuerzan el sentido de valor personal y profesional. Al recibir un cumplido, se experimenta un sentimiento de reconocimiento y validación que puede potenciar la confianza en uno mismo y la disposición para enfrentar nuevos desafíos.

Practicar respuestas simples nos prepara para esos momentos incómodos en los que nuestra reacción suele ser impulsiva o titubeante. Un sencillo “gracias, aprecio tu comentario” es suficiente. Reconocer el halago con gratitud, sin minimizarlo pero también sin exagerar, es fundamental para demostrar aprecio sincero.

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Actuar con humildad al recibir un elogio implica responder con una sonrisa, contacto visual y palabras amables | (Foto: Unsplash)

Tomarse un momento antes de responder es clave. En lugar de reaccionar impulsivamente con una excusa, detenerse brevemente para procesar el halago permite ofrecer una respuesta más genuina y agradecida. Actuar con humildad al recibir un elogio implica responder con una sonrisa, contacto visual y palabras amables, ni menospreciando el cumplido ni exagerándolo.

Aceptar elogios con gracia y autenticidad es una oportunidad para fortalecer la autoestima y construir conexiones significativas con los demás. Al practicar una actitud receptiva y agradecida ante los halagos, no solo silenciamos la voz del síndrome del impostor, sino que también nos permitimos valorar adecuadamente nuestras propias fortalezas y logros.

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