En un mundo tan acelerado, donde el estrés se ha convertido en un estado cotidiano, casi tatuado en la sombra de las personas, tener bienestar mental y emocional es un de las metas que millones anhelan tener y trabajan para ellos, pero no sin antes transitar por un camino con muchos obstáculos que generan dolor, para finalmente llevar a la paz que se desea.
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Los expertos de psicología concuerda en que la infancia es la etapa cumbre y más importante para un ser humano, por se forman sus bases para ser felices y prósperos en la vida adulta. Es en el momento de la vida en la que el ser humano está necesitado y es vulnerable.
El médico Mario Alonso Puig afirma que un niño requiere dos cosas, y que de esto dependerá la estabilidad más adelante: uno, sentirse profundamente amado con amor gratuito e incondicional, por quién es y no por cómo es; y segundo, ser autosuficiente, que a pesar de la edad esté seguro de que sí puede hacer y saber cosas.
Cuando un pequeño carece de esto nacen las heridas que se verán reflejadas en cómo se relaciona con los demás. La psicoterapeuta Shulamit Graber explica que “la gente no siempre está tan segura que mucha de su historia actual tiene que ver con estas heridas de la infancia, con estas carencias con estas huellas, a veces de abandono, y nos remitimos directamente a nuestra familia nuestros padres a nuestro entorno”.
Explica que para sanar el pasado, el niño interior hay que hacer dos cosas fundamentales: reconocer que se tiene una historia y buscar cómo trabajarla. Y el experto, Juan Lucas Martín acota que si la persona no se enfocar en las emociones y los traumas, quedan carencias que dan origen al miedo al abandono y se repiten patrones en relaciones patológicas.
¿Cómo saber si estoy sanando?
Shulamit, a través de su cuenta en Instagram, proporcionó algunas señales que te indicarán si realmente ya estás encaminada a conseguir esa paz que tanto se anhela. Para ella, una persona está cerrando sus ciclos y sabe que el cambio tiene efecto cuando:
1. Eres más consciente
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La persona hace consciente o pide ayuda, porque sabe muy bien lo que está diciendo o haciendo. Es frecuente que también te das cuenta que estás repitiendo patrones y creencias que ya no te pertenecen.
2. Tomas decisiones coherentes
Ante ciertas circunstancias, tomar una decisión no se vuelve tan compleja como antes, ya que se hace desde los valores con los que ahora sí estás alineada. No hay culpas, ni miedos.
3. Te permites ser libre
Te das permiso de ser quien quieres ser ante cualquier situación.
4. No tienes rollos con equivocarte
Te permites equivocarte y regresar a tu centro sin castigar ni latigarte.